24 de noviembre de 2025

La banca de desarrollo vuelve al centro del debate: su capacidad para movilizar recursos, articular actores y cocrear soluciones sostenibles define hoy buena parte del impulso productivo, social y ambiental del país. Fortalecerla no es una apuesta institucional, sino una condición para financiar un futuro más inclusivo, innovador y resiliente.


Paraguay ha mostrado históricamente un manejo prudente de la deuda pública, por debajo del promedio latinoamericano (51,2%). Sin embargo, el endeudamiento se cuadruplicó en 13 años, pasando del 10,8% en 2012, al 19,8% en 2018 y al 41% en lo que va del 2025. A nivel regional, Argentina, Brasil y Ecuador lideran el ranking de los países más endeudados.

La Agencia Financiera de Desarrollo (AFD) tuvo una activa participación en tiempos de crisis por la pandemia, donde se valoró su rol anticíclico, con herramientas como Fogapy que canalizó recursos por US$ 1.037 millones, destacaron ayer en un foro.

Ante las dificultades que enfrentan las micro, pequeñas y medianas empresas para acceder a financiamiento, el MIC apuntó al Fondo Nacional de Mipymes como herramienta clave para desarrollar productos financieros adaptados a estas unidades de negocio. El Fonamipymes está previsto en la reforma a la ley del sector y se pondría en marcha con una donación de US$ 5 millones de Arabia Saudita.

La Unión Industrial Paraguaya (UIP) enfatizó que la banca pública y las políticas financieras deben asumir un rol protagónico para orientar la financiación hacia sectores de gran potencial para diversificar la matriz productiva nacional. Subrayó que mientras la industria se posiciona como un motor económico, accede solo al 7,5% del crédito bancario, un panorama que evidencia una brecha “crédito productiva”.

La Unión Industrial Paraguaya (UIP) presentó la “Encuesta de Financiamiento Industrial”, donde abordó cómo el sector enfrenta “desafíos estructurales” para acceder a créditos y, por ende, limita su potencial para generar hasta 70.000 empleos. Se instó así a “reformular” la arquitectura de financiamiento, con el diseño de políticas más inclusivas.