10 de agosto de 2025
Eugenio Jiménez Rolón, ministro de la Corte Suprema de Justicia, reconoció que las prácticas irregulares dentro del Poder Judicial favorecieron el esquema conocido como la “mafia de los pagarés”. Señaló como elementos críticos la falta de control sobre las notificaciones, el abuso de embargos salariales y la omisión en la custodia de documentos originales. “No es un problema de la ley, sino de su aplicación”, afirmó el magistrado.
El titular del Consejo de la Magistratura, Óscar Paciello, se dijo alarmado por los rumores de que ministros de la Corte Suprema quieren reemplazar a Eugenio Jiménez Rolón como su representante ante ese cuerpo, a pesar de que su período en el cargo aún no termina. Esto ocurre cuando el Consejo está en proceso de elegir una terna de candidatos para ministro de la Corte.
El senador Pedro Santa Cruz (Frente Guasu) afirmó que la intención de cambiar al ministro Eugenio Jiménez Rolón del Consejo de la Magistratura (CM) forma parte de un esquema del cartismo para copar los cargos en el Poder Judicial. Denunció que el ministro Alberto Martínez Simón pretende heredar la estructura de Antonio Fretes.
Los mismos ministros de la Corte Suprema de Justicia que impusieron al Dr. Eugenio Jiménez Rolón la vicepresidencia segunda del máximo tribunal estarían maniobrando ahora para sacarlo del Consejo de la Magistratura y designar como representante a un leal. Jiménez Rolón admitió la posibilidad de su cambio, pero resaltó que sería “muy forzado”.
El cambio de postura del ministro Eugenio Jiménez Rolón, quien luego de rechazar su designación en la vicepresidencia 2ª de la Corte Suprema de Justicia terminó aceptando el cargo, generó todo tipo de críticas, sobre todo por la presunta injerencia política en las elecciones en el máximo tribunal. La activista anticorrupción María Esther Roa aseguró que el caso evidencia un “apriete de fuerzas externas en el Poder Judicial”.
Del escandaloso episodio que envolvió y sigue envolviendo a la CSJ, se esperaba al menos que se tuviera una salida institucional, para recuperar algo del hoy ya devaluado prestigio de esa institución, pero no fue así sino más bien contribuyó a su descrédito. El correcto ejercicio de una alta función pública exige algo más que idoneidad, honestidad y dedicación: tiene singular importancia el decoro, que no ha tenido el ministro Eugenio Jiménez Rolón, al terminar aceptando un cargo que no deseaba ocupar y el que poco menos se le estaba imponiendo a la fuerza. Si todo esto está ocurriendo en las más altas esferas judiciales, es como para preocuparse aún más sobre la clase de justicia que viene recibiendo y va a recibir el vapuleado Juan Pueblo.