En cualquier parte del mundo, acumular fortuna es sinónimo de trabajo duro, dedicación, inteligencia y voluntad de prosperar; no importa que la persona haya nacido en “cuna de oro”, ya que mantener lo obtenido exige casi el mismo esfuerzo empleado para conseguirlo. No obstante, existen formas imprevistas de conseguir fortuna y otras que caen directo en el campo de la ilegalidad, como el fraude, la corrupción pública, el contrabando, el tráfico de estupefacientes y lavado de dinero. Es necesario que el nuevo Gobierno haga el mayor esfuerzo en cerrar las puertas no solamente de la tradicional corrupción en la esfera de las instituciones públicas, sino de las nuevas formas perversas de dominar a la sociedad.
El senador Dionisio Amarilla (PLRA, llanista) en el 2007 vivía en alquiler y no tenía ni casa propia. Sin embargo, confesó poseer G. 2.000 millones que no estaban en ningún banco. En ese entonces ya llevaba ocho años en la función pública tras ingresar en julio de 1999 a la UNA. Según su currículum, un año fue gerente de una empresa privada y luego ya ingresó a la vida pública donde hasta el 2018 ya acumulaba más de G. 6.600 millones.
La Sala Penal de la Corte declaró inadmisible una apelación planteada por la fiscalía contra un fallo de la Cámara de Apelación y dispuso que la investigación contra el senador Javier Zacarías Irún (ANR, cartista) por enriquecimiento ilícito sea tramitada en Ciudad del Este.
Presidente de Diputados, Miguel Cuevas, es indagado por llamativo aumento de su fortuna. Juan Arrúa, esposo de su hermana, aparece ahora como su proveedor de vacunos de raza. En Sapucái todos conocen a su pariente político como el dueño de un modesto almacén. Legislador abdista se aferra al cargo y dice que no lo dejará, salvo que Fiscalía lo impute.