29 de noviembre de 2024
No existe nadie más feliz y seguro de sí que el niño que pasea de la mano con el padre, la sonrisa desborda el rostro, sabe que todo está en su lugar, contenido, y cada tanto levanta la vista hacia aquél que le da ese apoyo, ya innecesario físicamente porque se equilibra bien sobre las piernas, pero si emocionalmente, descubriendo como está en su tierna edad todo un mundo que se abre delante suyo. Y esa seguridad que le da tomar firmemente la mano de su padre le va a durar por toda la vida, aun cuando aquél ya no esté.