2 de diciembre de 2025
En varias ciudades del país, familias pasan la noche frente a las instituciones públicas para garantizar un lugar para el próximo año lectivo. La falta de docentes, la saturación de aulas y la inscripción por orden de llegada obligan a los padres a dormir en veredas para que sus hijos puedan acceder a la educación básica.

Si todo se desarrolla con normalidad como se espera, y probablemente así será dado el ya tradicional buen comportamiento cívico de la sociedad paraguaya en jornadas comiciales, esta noche estarán definidos los candidatos a presidente y vicepresidente de la República, a senadores y diputados, a gobernadores y miembros de juntas departamentales que competirán en las próximas elecciones generales del 30 de abril. Los ciudadanos tienen una doble responsabilidad. El país necesita, primero, que los que voten en estas internas sean muy cuidadosos a la hora de decidir quiénes los representarán a través de los grupos políticos de su preferencia. Segundo, que todos los electores se tomen el trabajo en los próximos meses de conocer a los contendientes que surjan hoy de las urnas, informarse sobre su trayectoria y su reputación, observar su pensamiento, su conducta y su coherencia, para tratar de impedir que los traidores de la confianza popular vuelvan a burlarse de la Patria.

Un estudio de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (Orealc) de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) evaluó la educación paraguaya en sus niveles de tercer y sexto grado al 2019 en las áreas de lectura, matemáticas y ciencias. Los indicadores muestran una leve mejoría en comparación con un estudio similar hecho en 2013; aun así, los alumnos de nuestro país no superan el nivel básico de cada una de estas áreas, encontrándose y estancándose en el Nivel 1 de un máximo de 4.
El pasado domingo 14 de noviembre, Valeria Insfrán, analista paraguaya de procesos sociopolíticos y culturales, publicó en informate.py.com un importante artículo, denunciando la “imposición de políticas públicas” internacionales, en nuestro país. Se refiere, concretamente, a políticas foráneas impuestas acríticamente y a espaldas de la ciudadanía, en los ministerios de Educación y Ciencias y en el de la Niñez y Adolescencia.