El presidente de la República, Santiago Peña, fue preguntado sobre el despilfarro del dinero público que se da con el viaje de varios legisladores a Estados Unidos y, pese a la reiteración de la consulta, evitó dar una respuesta. Sin embargo, no desaprovechó la ocasión para volver a tirotear contra los medios de prensa y hasta “dictó cátedra” de los temas que deberían ser tapa de diarios.
La Cámara de Diputados tiene una “jefa de café”. La funcionaria percibe un sueldo de 13 millones de guaraníes. También hablamos con el presidente de Congreso, el senador Silvio Ovelar, sobre el “carnaval de cargos”, y aseguró que heredó direcciones de otras gestiones.
Siete senadores lideran la lista de legisladores con más funcionarios en sus respectivas oficinas, según las nóminas de la Cámara Alta y Congreso Nacional. Lilian Samaniego, Basilio “Bachi” Núñez, Javier Zacarías Irún, Derlis Osorio, todos colorados, y los liberales José “Pakova” Ledesma, Enrique Salyn Buzarquis y Hermelinda Alvarenga tienen –cada uno– a su cargo a 11 empleados públicos. Varios de los funcionarios figuran con pagos por bonificaciones.
Un verdadero carnaval de altos cargos con asignaciones millonarias por “responsabilidad” existe en el Senado. Así al menos queda al descubierto a partir de una simple verificación de las planillas de funcionarios de la Cámara Alta. Para tres mozos, por ejemplo, hay un coordinador, un jefe y un encargado, según la nómina con las respectivas funciones.
Cada vez que se habla de la economía del país, se menciona con insistencia acerca de la fortaleza lograda en la macroeconomía. Se insiste sobre que estamos bien en política monetaria, política fiscal, que el déficit será disminuido nuevamente, que la política monetaria, la deuda y los tipos de interés y otros agregados.
Si para repetir los mismos vicios, duplicar las mismas malas prácticas y agigantar los mismos agujeros de deudas públicas se aprobó la pomposa creación de un Ministerio de Economía, nos hubiéramos quedado con el otrora Ministerio de Hacienda. Allí por lo menos antes, hace mucho tiempo, hubo un ministro llamado Santiago Peña que lograba hasta revertir decisiones legislativas a favor de aumentos salariales porque se oponía al despilfarro y a los gastos sin fuente de financiamiento. Es tan inmoral lo que ocurre que el Paraguay entero está viendo cómo el exministro de Hacienda Santiago Peña durante su gestión como ministro y tutor de las arcas del Estado opinaba y hacía una cosa, y hoy día, ya como presidente de la República, atropella –de una manera inverosímil– sus mismos anteriores argumentos.