Tras una gestión de siete meses, el hoy exgerente de Salud del Instituto de Previsión Social (IPS), doctor Carlos Morínigo, fue destituido sin más trámites por haber revelado el agudo desabastecimiento farmacológico de la entidad. En efecto, el ente carece de 164 de los 504 medicamentos que debe tener, de acuerdo al vademécum. Para atenuar el déficit, el presidente del Consejo de Administración, Jorge Brítez, piensa eliminar del listado unos cien remedios: así de simple. Quien fue “echado como un perro”, según el propio afectado, habría venido dando informaciones de las que “no es exacta la realidad”, de acuerdo al consejero Víctor Insfrán, representante de los trabajadores, tratando de justificar la arbitraria medida. Esto puede interpretarse como que hay parte que existe de esa “realidad”, lo cual debería ser motivo suficiente para preocuparse, en vez de defender el “statu quo”. Cuándo no, los consejeros se erigen más como defensores de los sospechosos manejos de la previsional antes que como aliados de los sufrientes asegurados.
El IPS ya no puede cumplir con medicamentos para pacientes ambulatorios e internados, denunciaron ayer varios asegurados. La crisis en la previsional afecta incluso a servicios del Ministerio de Salud, según advirtió ayer el titular de la cartera, Antonio Barrios.
Los senadores Desirée Masi, Esperanza Martínez y Hugo Richer sugirieron ayer ante el pleno del senado la necesidad de la salida del ministro de Salud, Antonio Barrios, por el desabastecimiento de medicamentos en los hospitales. Por su parte, el oficialista Juan Carlos Galaverna (ANR) defendió al Gobierno y acusó a los liberales.