15 de octubre de 2025
Tras veinte días de duros combates, la primera gran batalla de la Guerra del Chaco cesó el 29 de septiembre de 1932, con el triunfo de las armas paraguayas sobre las bolivianas, de modo que no está mal que un departamento chaqueño lleve su nombre. Poco después del armisticio que puso fin a las hostilidades tres años más tarde, el comandante en jefe, entonces general José Félix Estigarribia, dijo a su par, el general Enrique Peñaranda, que su ejército era “uno de los mejores y más bravos del mundo”, a lo que este respondió que también el nuestro tenía “las más altas virtudes militares”. Ese mutuo respeto también se advierte hoy en las relaciones diplomáticas entre ambos países. Desde ya, es plausible que no hayan vuelto a surgir conflictos de límites ni de otra laya entre las dos naciones, pese a la considerable extensión de la frontera seca fijada por el Tratado de Paz, Amistad y Límites, de 1938.
El senador Rafael Filizzola (PDP) comentó que existen conductas dentro del Gobierno que ponen en riesgo la democracia. Indicó que el propio presidente, Santiago Peña, tiene actitudes antidemocráticas. Además, expresó que la alta concentración de poder es grave.
“Paraguay tiene una oportunidad política, de ser abanderado de la democracia en América y de una manera que ningún otro país puede serlo por las ataduras con China”, dice Marcos Falcone, politólogo e investigador argentino, en el actual contexto geopolítico.
SANTIAGO DE CHILE. El presidente de Chile, Gabriel Boric, encabezará el próximo 21 de julio en la capital chilena una cumbre por la defensa de la democracia, en la que participarán, entre otros líderes regionales y de España, el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.
Nueva York, 23 jun (EFE).- Una propuesta que busca adoptar en Nueva Jersey la definición de antisemitismo creada por la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto (IHRA) chocó de frente con varias organizaciones que aseguran que castigaría la libertad de expresión.
«Al cumplir 214 años como república independiente, deberíamos preguntarnos si la corrupción en Paraguay es una patología o más bien un sistema, una forma organizada y funcional de gobierno que sostiene una clase dirigente divorciada del pueblo. ¿Hay Estado? Sí, pero no para servir a la ciudadanía, sino para perpetuar un esquema de control y dominación».