En un trabajo del economista chileno José De Gregorio se concluye que las fluctuaciones de los términos de intercambio y de la productividad son variables altamente significativas como determinantes de los movimientos del Tipo de Cambio Real (TCR).
El gasto eléctrico por sector en Paraguay evidencia tendencias diferenciadas, influenciadas por factores económicos, sociales y tecnológicos. Si bien el segmento residencial representa una predominancia en cuanto al uso y al gasto, el crecimiento en el periodo 2022 del sector comercial resalta su papel en el proceso de la reactivación económica del país. No obstante, las fluctuaciones del sector industrial podrían estar asociadas a un cambio en la matriz de consumo. El escenario plantea algunas preguntas sobre sostenibilidad y diversificación energética para no frenar el desarrollo de algunos sectores.
El consumo de energía en un país está relacionado con su nivel de crecimiento económico. El comportamiento no solo refleja el acceso a recursos energéticos, sino también revela la capacidad de una economía de sostener actividades productivas, industriales y domésticas, que demandan electricidad y otros tipos de energía.
La etapa de crecimiento y desarrollo en la vida, desde el nacimiento hasta la finalización de la educativa, es fundamental para la formación del capital humano.
La importancia de las finanzas sostenibles y la profundización acerca de cómo estas prácticas –incluidos los bonos verdes y la inversión ESG (Ambientales, Sociales y de Gobierno corporativo, en español)– pueden impulsar el crecimiento económico y, al mismo tiempo, fomentar un planeta y una sociedad más saludables, sirvieron de marco para debatir en el Primer Congreso Regional de Sostenibilidad Corporativa del Pacto Global América Latina y el Caribe (ALC) 2024, desarrollado esta semana en la sala de convenciones del Banco Central del Paraguay (BCP).
En las últimas dos décadas, el crecimiento económico de Paraguay ha generado mejoras significativas en el mercado laboral, convirtiéndose en un factor clave para la reducción de la pobreza. De acuerdo con el Banco Mundial (BM), entre 2003 y 2022, el crecimiento económico impulsó la creación de casi 73.000 empleos anuales, junto con un aumento promedio del 1,5% en los ingresos laborales. Estos avances explicaron el 70% de la disminución de la pobreza moderada y el 90% de la reducción de la pobreza extrema durante este período.