Antes de convertirse en uno de los escritores y críticos culturales ingleses más interesantes de su generación, Mark Fisher (11 de julio de 1968 - 13 de enero del 2017) fue miembro de la banda techno D-Generation, escribe la poeta y filósofa anarquista Montserrat Álvarez.
La tarde del 15 de febrero de 1894, el anarquista francés Martial Bourdin salió de su habitación alquilada de Fitzroy Street, en Londres. Llevaba una bomba de fabricación casera y una gran cantidad de dinero. Hacía un día soleado, y se subió en un tranvía descubierto, tirado por caballos, en Westminster, que lo llevó hasta Greenwich, al otro lado del río.
Frederik Peeters (Ginebra, 1974), que ha tenido en suspenso a los amantes del cómic y de la ciencia ficción de todas partes del mundo con sucesivas entregas de esta saga en los últimos cuatro años, por fin ha publicado el cuarto y último volumen de su filosófica y trepidante serie Aama, Premio Point 2012, premiada en el Festival de Angulema 2013 y nominada a la mejor obra extranjera en el Salón del Cómic de Barcelona 2015. De este cóctel adictivo de arte visual y especulación cyberpunk nos habla un lector de cómics por vocación e investigador de sus mecanismos discursivos por profesión –doctor en Filología por la Universidad de Salamanca, su libro La arquitectura de las viñetas (Sevilla, Viaje a Bizancio Ediciones, 2009, 472 pp.) analiza el lenguaje de las narraciones gráficas–, Rubén Varillas, desde España.
Estudió arquitectura y diseño industrial. Luego descubrió su arma predilecta, el aerógrafo, e inventó la biomecánica para dar carne a lo inorgánico y texturas metálicas a la carne. Su universo helado y tecnológico fue a la vez un mundo arcaico de terrores ancestrales. El horror y el erotismo se mezclaron en el depósito de su aerógrafo para forjar los monstruos que habitan el porvenir.
El Giger’s Necromonicon, perverso compendio de imágenes cosmogónicas y diabólicas de un inframundo de rituales crueles y orgiásticos, fue la obra que llevó al director de cine Ridley Scott a pedirle a H. R. Giger que diseñara la criatura espacial del clásico filme protagonizado por Sigourney Weaver Alien, el octavo pasajero, y a pedirle además que la diseñara tomando como inspiración sus propios trabajos visuales precedentes.
William Burroughs y Kurt Cobain se reunieron una mañana de octubre de 1993, el primero acompañado por sus gatos y el segundo por su mánager. Nos lo cuenta Julián Sorel.