Las cárceles del Paraguay están superpobladas y el régimen penitenciario es un caos total, ya que dentro de los presidios existe todo tipo de tráfico y consumo de drogas. Los mismos familiares de los internos muchas veces son los que llevan los estupefacientes a los reclusorios. Sin embargo, no existe una política de reinserción bien encaminada. Hace unas semanas, dos peruanos que están trabajando desde hace tiempo en una de las cárceles más grandes y conflictivas de su país como es el penal de Lurigancho, asentado en Lima, vinieron a exponer un novedoso trabajo en redes que hacen en el presidio para sacar a los reos de las drogas. El reclusorio, según contaron los extranjeros, tiene capacidad para 3.000 personas pero hoy alberga a 10.000 presos.