27 de julio de 2025
La Fundación Moisés Bertoni comercializó los bonos de carbono hace 30 años, y la reserva del bosque Mbaracayú fue el gran aliado. El propósito de cuidar el planeta llevó a la organización a seguir innovando, hoy recolecta 18 millones de litros de sangre de frigoríficos, evita la contaminación de ríos, los transforma mediante procesos industriales y exporta balanceados a cuatro países.
OTTAWA. El creciente descontento contra el impuesto al carbono, una medida prioritaria para el gobierno canadiense, ha llevado a que al primer ministro liberal Justin Trudeau le cueste cada día más imponer su política de “quienes contaminen deben pagar”.
Lo que no se mide no se entiende. Y sin entendimiento no existe posibilidad de cuidar lo que nos rodea. Como su nombre lo indica, el cero neto apunta a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para acercarlas al valor más próximo posible a la neutralidad de carbono. Y según lo estipulado por el Acuerdo de París esos esfuerzos deben estar acompañados por la limitación de los aumentos globales de la temperatura a no más de 1.5 °C para que el planeta sea un lugar habitable.
Paraguay ha tenido importantes avances durante los últimos 15 años. Desde el inicio de las evaluaciones no ha registrado rebaja alguna y las más recientes calificaciones de riesgo destacan al país con BB (Standard & Poor´s); BB+ (Fitch) con tendencia Estable y Ba1 (Moody´s) con tendencia positiva. En esa misma línea, Moody´s y Fitch Ratings ubican al Paraguay a un peldaño del grado de inversión, aún en el grado especulativo, y con riesgos de incumplimiento a mediano plazo. Por su parte, la calificadora Standard & Poor´s coloca al país a dos escalones de la deseada calificación.
Algo de lo que se está hablando desde hace tiempo en todo el mundo y sigue cada vez más fuerte, tiene que ver con los países que emiten dióxido de carbono, considerado uno de los principales gases de efecto invernadero. El Dr Albrecht Glatzle, productor e investigador da su opinión sobre el tema.