30 de noviembre de 2024
Pocas veces eso de que “una imagen vale más que mil palabras” ha sido tan certera como cuando, a mitad de semana, internet y los medios internacionales nos restregaban en nuestros monitores la fotografía de Aylan Kurdi, un niño kurdo-sirio de tres años, quien yacía muerto boca abajo en la playa turca de Bodrum. El fue víctima de un naufragio en el que también murieron su hermano de cinco años y su madre en su desesperado intento por huir de la guerra civil en Siria.