Al Gobierno del presidente Santiago Peña le molestan enormemente las voces disonantes que cuestionen sus actos de desgobierno, la corrupción y el robo. Ya conocimos esta clase de experiencia en marzo del 2017, durante el entonces gobierno de Horacio Cartes cuando, después de una manifestación, una orden superior dispuso atropellar la sede del PLRA, donde la policía cartista asesinó a Rodrigo Quintana. Ocho años después, la historia se repite con nuevos tintes. Con menos manifestantes y más policías, con detenciones arbitrarias y cacería ciudadana violentaron varios preceptos constitucionales y dejaron una sospecha: tienen una intolerancia visceral a cualquier otra voz que no sea la cartista. Habituados a copar todos los poderes y las instancias inclusive autónomas, el Gobierno desplegó unos 3.000 policías para doblegar a unos 300 “peligrosos” jóvenes que se convocaron para una marcha contra la corrupción. Un gigantesco papelón para la Policía Nacional y el Ministerio del Interior, que con comunicados criminalizaron una manifestación amparada por la Constitución Nacional.
Aprendices de dictadores en el Congreso Nacional han quitado sus mejores galas la semana pasada, casi coincidentemente con la fecha infeliz que recuerdan con anhelo, y qué mejor que emulando prácticas arbitrarias y contrarias al respeto de derechos y libertades fundamentales, bien aprendidas del fallecido dictador Stroessner, nacido un 3 de noviembre, como hoy. Da la casualidad de que uno de los impresentables integrantes de la “comisión garrote” en pleno ejercicio, Jatar “Oso” Fernández (ex Cruzada Nacional, hoy cartista), apareció sorpresivamente con una quinta en la localidad de Ayolas, con un letrero que dice “La guarida del General”, y una reproducción de la firma del sanguinario dictador. Quienes festejan esa fecha infeliz, deben saber que también están tocándoles las orejas a quienes ya han demostrado que no permitirán que se apague en nuestro país la llama de la libertad y de la democracia.
«Aprendemos al aburrirnos, dicen, citando a un filósofo acá y una filósofa allá. Dejen a la niñez (y a la adultez, ya que estamos) aburrirse, claman. La defensa del aburrimiento es un lavado de imagen de una vivencia nefasta por parte de gente que parece que nunca se aburrió».
Antes de la aprobación del proyecto de “ley garrote” en contra de las organizaciones sin fines de lucro, se escucharon discursos que quedaron para la historia, pero para la historia de la represión, la censura, el autoritarismo y el desconocimiento de las obligaciones del Estado. Aquí no se trata de “¿Por qué no quieren que se les controle?” sino de “¿Cuáles son las atribuciones legales, legítimas y necesarias para controlar?”. Debemos recordar que cuanto mayor sea la injerencia de la autoridad pública en el ámbito privado de las personas, más arbitraria es la conducta del Estado, y por lo tanto, más resquebrajada se encontrará la democracia. Queda claro que lo que se busca es combatir a aquellas organizaciones que pretendan luchar contra la corrupción, las que busquen transparentar la conducta de las autoridades, las que se manifiesten en contra del nepotismo, el clientelismo y otros actos de corrupción, las que luchen por la justicia social y recuerden al Gobierno que la obligación de garantizar derechos y libertades recae en quienes ejercen el poder estatal.
TAIPÉI. El presidente taiwanés, William Lai Ching-te, advirtió que el “creciente autoritarismo” de la República Popular de China no se detendrá con la isla, y urgió a los países democráticos a unirse para contener su expansión.