28 de agosto de 2025
Se han cumplido dos años del plazo establecido en el Anexo C del Tratado de Itaipú para su revisión. A estas alturas, ya no queda más que suponer que Santiago Peña transó con Brasil a espaldas de la ciudadanía para mantener inalterado el statu quo en detrimento del interés nacional. Solo así se puede explicar que, después de haberse cancelado hasta el último dólar de la fabulosa deuda por la construcción de la central, hasta el día de hoy, a 52 años de la creación de la entidad, Paraguay siga sin poder disponer libremente de su parte de la energía y sin poder obtener las rentas que le corresponden por su 50% del aprovechamiento energético de ese tramo “compartido” del río Paraná. El hecho es que ha pasado este largo tiempo y Brasil se sigue quedando hasta el día de hoy con 15 a 20 millones de MWh de energía paraguaya al año a precio vil.
El proceso de revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú, el caso de espionaje y el Corredor Bioceánico fueron algunos de los temas abordados en el encuentro entre el presidente paraguayo, Santiago Peña, y el mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, en un desayuno de una hora y media en la embajada de Brasil en Buenos Aires, previo a la sesión plenaria de la cumbre del Mercosur.
La revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú acumula ya dos años de atraso, pero las negociaciones con Brasil siguen paralizadas desde principios de abril por el caso de espionaje brasileño contra autoridades paraguayas. Tres meses después de la suspensión de las tratativas, el gobierno nacional aún espera la aclaración correspondiente.
Nuevos documentos aparecidos sobre la operación de la Agencia Brasileña de Inteligencia sobre altos funcionarios paraguayos reconfirma que la misma continuó durante el gobierno de Lula da Silva por lo menos hasta marzo de 2023, lo que incluyó un dossier preparado para una visita del canciller Mauro Vieira a nuestro país en la antesala del vencimiento del plazo para la revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú. Que Brasil espíe al Paraguay no tiene nada de sorprendente, pero las fechas y el contexto son relevantes y reveladores.
Durante una audiencia pública en el Congreso sobre la revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú, participantes afirmaron que el escándalo de espionaje por parte de Brasil le vino “como anillo al dedo” al gobierno de Santiago Peña, al no contar con un plan claro de renegociación. También se criticó el uso discrecional del dinero proveniente del excedente de la binacional, eludiendo controles de la Contraloría y del Congreso.