El plazo de revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú se cumplió el 13 de agosto de 2023, dos días antes de la inauguración del Gobierno de Santiago Peña, que se pensaba le daría máxima prioridad a un asunto tan crucial para los intereses del país. Lejos de ello, pasaron un año y tres meses para que se realizara la primera conversación específica sobre el tema con Brasil, en ocasión de la reciente presencia en Asunción de su canciller, Mauro Vieira, y de su ministro de Minas y Energía, Alexandre Silveira, el pasado 7 de noviembre. Supuestamente, todo lo que no se hizo en este tiempo se hará de aquí a fin de año, cosa muy difícil de creer, salvo que, una vez más, se terminen aceptando pequeñas concesiones a cambio de mantener todo esencialmente como está en detrimento del Paraguay.
A menos de tres meses para la fecha límite, las negociaciones formales sobre la revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú entre Paraguay y Brasil aún no comenzaron y es poco lo que se sabe sobre las tratativas. A pesar de las expectativas generadas tras el acuerdo del 7 de mayo pasado, cuando fijaron como tope del cierre de las discusiones antes de fin de año, no se avanzó en los detalles clave del nuevo acuerdo, según lo informado escuetamente por las autoridades nacionales.
Tal como se veía venir, el Gobierno de Santiago Peña aparentemente se ha dejado sobornar por Brasil que, una vez más, como lo ha hecho históricamente, ha conseguido contentar a las autoridades paraguayas con un poco de plata dulce a cambio de prolongar el inicuo statu quo en Itaipú, en directo detrimento del Paraguay. Los hechos son que el Gobierno, en vez de concentrarse en la revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú para restituir los legítimos derechos nacionales, lo único que hizo fue buscar desesperadamente una diferencia tarifaria con el fin de contar con un monto para “gastos sociales” y usarlo a discreción. Brasil le siguió hábilmente el juego, primero fingiendo intransigencia y hasta molestia, y luego cediendo un poco para llegar a un punto medio en la tarifa durante un plazo de tres años, como “gran concesión” de su parte.
El ministro de Industria y Comercio y consejero de Itaipú, Javier Giménez, abordó la situación actual de las conversaciones sobre la renegociación del Anexo C del Tratado de Itaipú, un tema de crucial importancia en las relaciones paraguayo/brasileañas. Si bien las negociaciones formales aún no comenzaron, dijo que ambos países trabajan en estudios técnicos que sentarán las bases de los futuros acuerdos.
La cercanía de la revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú -al menos de los plazos formales -, una vez más subordina la verdad sobre ciertos perfiles del coloso Itaipú. En esa escalada de publicaciones acerca de las tratativas, la intensidad de las mismas y la potencia de los mensajes disparados dependen de la armonía o su ausencia en las negociaciones.
En la entrega anterior habíamos demostrado que la ANDE y los gastos sociales eran los causantes de que vivamos de rodillas ante nuestros socios condóminos. Aunque la demostración solo abarcó Itaipú, en Yacyretá se replica la “complacencia interesada”; el agravante con la Argentina es que esta es una mala pagadora, con pésima reputación ante los organismos financieros internacionales, una intolerancia maliciosa ante la navegación internacional; en fin, una mala socia. En cuanto a las pérdidas de la ANDE, su propio presidente, en una declaración y defensa ante la comisión bicameral del presupuesto del Estado, hace un par de días, aceptó las millonarias pérdidas (https://www.abc.com.py/economia/2024/10/03/pgn-2025-ande-reconoce-millonarias-perdidas-por-robo-de-energia/).