Desde 2011 los astrónomos observan un agujero negro supermasivo situado en una galaxia lejana. Todo era normal hasta que en 2018 la corona que rodea al agujero negro desapareció repentinamente para reaparecer meses después, un hecho inédito al que se ha sumado un comportamiento aún más raro.
ESTOCOLMO. El británico Roger Penrose, el alemán Reinhard Genzel y la estadounidense Andrea Ghez fueron galardonados este martes con el Premio Nobel de Física por sus investigaciones sobre “los agujeros negros” del universo, de los que nada se escapa, ni siquiera la luz.
El agujero negro más grande en las inmediaciones de nuestra galaxia tiene una masa equivalente a 40 000 millones de veces la de nuestro Sol y fue descubierto por un grupo de astrónomos del Instituto Max Planck de Física extraterrestre y de la Universidad Observatorio de Munich.
Observaciones realizadas en el sistema galáctico NGC 6240 han llevado a detectar tres agujeros negros supermasivos que están en otras tantas galaxias que se están fusionando, ha informado este jueves el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) .
Cerca del centro de la Vía Láctea existe una de las mayores estructuras observadas en nuestra galaxia, con forma de dos enormes burbujas dispuestas como un reloj de arena y que tienen una altura de varios años luz, según publica hoy la revista Nature.
Hawking deja tras sí un importante legado científico, cuyo aporte más original y esencial fue intentar establecer un nexo en el que confluyan la teoría de la Relatividad General de Albert Einstein y la física cuántica.