Nos han dicho que vamos a estar mejor, pero ha transcurrido casi un tercio del mandato de Santiago Peña y las cifras que divulga el propio Gobierno sugieren todo lo contrario. Si no fuera por el ciclo de crecimiento económico atribuible al sector privado, que no será eterno y, de hecho, ya se está desacelerando, todos los indicadores serían negativos. Si se estuviera aprovechando el momento de auge y lo poco que queda del envión inicial para llevar adelante las transformaciones que necesita el país, se podrían esperar frutos en el mediano plazo, pero nada de eso avanza tampoco. Este año será crucial, porque en 2026 comienza el período electoral y es probable que ya sea tarde.
La desaceleración de la economía en agosto, que fue dada a conocer en la semana. La actividad económica, que venía creciendo, se enlenteció en agosto. Se produjeron fuertes caídas en la generación de energía eléctrica, construcción y ganadería.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) revisó este martes a la baja su previsión de crecimiento para la región este año y lo fijó en el 1,8%, tres décimas menos que el 2,1% previsto en pasado mayo.
En el sexto mes del año, la actividad económica registró un crecimiento interanual de 3,9%, según el Indicador Mensual de Actividad Económica de Paraguay (IMAEP). Sin embargo, el nivel es 2,7% inferior al mes de junio.
La actividad económica acumula un crecimiento de 4,4% al primer semestre del año. Los sectores más dinámicos son: servicios, industria, agricultura y ganadería y se destaca reactivación de construcciones, según informe del BCP