Psicología evolutiva: el valor de lo inalcanzable
Desde la biología evolutiva, tendemos a sentirnos atraídos por individuos que representan cualidades valiosas para la supervivencia o la reproducción, como el estatus, la belleza o la inteligencia. Aunque no haya posibilidad real de vínculo, el cerebro puede interpretar estas cualidades como “deseables”, intensificando el interés.
Lea más: Sexo matutino vs. sexo nocturno: ¿cuándo rinde más el cuerpo masculino?
Refuerzo intermitente: cuando el desinterés engancha
La atención impredecible —cuando alguien te da señales ambiguas o cambia de actitud— activa lo que se conoce como “refuerzo intermitente”.
Este patrón, estudiado en psicología del comportamiento, refuerza el deseo y la perseverancia, como ocurre en las adicciones.
Lea más: Día Mundial de la Fertilidad: ¿hasta cuándo podemos posponer ser madres o padres?
Es que el amor frustrado no solo es psicológico: también es químico. La dopamina, relacionada con la recompensa, se libera con cada señal de atención, generando una montaña rusa emocional difícil de abandonar. La ausencia de reciprocidad puede, paradójicamente, intensificar la adicción afectiva.
Cuanto más esquiva es la respuesta, más intensa se vuelve la atracción.
Además, las personas con baja autoestima a menudo buscan validación externa para sentirse valiosas. En este contexto, enamorarse de alguien “inaccesible” puede verse como una meta: si esa persona ideal te elige, tu valor se eleva. Pero esta lógica suele derivar en frustración crónica y sensación de vacío.
Lea más: Deseo, placer y energía: lo que tu cuerpo necesita según tu ciclo menstrual
Cultura y medios: la ficción como molde del amor
Historias de amor imposibles, sufridas y glorificadas dominan películas, novelas y canciones.
Estas narrativas refuerzan la idea de que el amor debe doler o desafiar grandes obstáculos para ser auténtico, empujándonos a idealizar vínculos desequilibrados o inalcanzables.
Lea más: ¿Amás o dependés?: señales sutiles de una relación emocionalmente tóxica
Enamorarse de alguien “imposible” no es una debilidad, sino una experiencia humana con bases científicas. Entender por qué ocurre ayuda a desmitificar el dolor y a tomar decisiones más conscientes.
Buscar relaciones recíprocas y cultivar el amor propio es el camino para romper con estos patrones y conectar desde un lugar más sano.