El senador Eduardo Nakayama (independiente) destacó que el reporte fue suscripto y corregido por la actual administración del presidente Donald Trump, lo que desmonta el argumento de sectores oficialistas que intentaron vincularlo al expresidente Joe Biden.
“La mayor parte de la gestión de la comisión ”garrote" se dio durante el mandato de Trump, y este informe es producto de su administración. En EE.UU., las instituciones funcionan y publican incluso informes incómodos para ellos mismos, algo que no pasa en países como Irán o Rusia”, señaló.
El senador recordó que el documento refleja observaciones que ya habían sido formuladas por el Informe Chapultepec, el cual advertía un retroceso en materia de libertad de prensa en Paraguay.
Persecución desde el Congreso y la comisión “garrote”
El legislador lamentó que el propio Congreso se haya convertido en una herramienta para perseguir a críticos, mencionando como ejemplo el caso de la destitución de la exsenadora independiente Kattya González, a la que calificó como “inconstitucional”.
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“Se organizó una comisión para perseguir opositores, medios de comunicación y organizaciones civiles. Ahora quieren ampliar otra comisión que, si bien investiga abusos contra consumidores, puede terminar usándose para presionar a empresarios o disidentes”, advirtió.
Nakayama alertó sobre la desproporcionalidad en algunas medidas impulsadas por el oficialismo, citando como ejemplo la clausura de 250 locales de una cadena comercial tras intervenciones en apenas 12 sucursales.
“Esto parece más venganza que control. Hoy le puede tocar a un empresario, mañana a un medio de prensa o a cualquiera que piense distinto. Así empezaron en Venezuela, y ya sabemos cómo terminó”, expresó.
El caso Gustavo Leite y la contradicción diplomática
El senador señaló que el Departamento de Estado cuestiona acciones impulsadas por Gustavo Leite cuando presidía la comisión “garrote”, y que ahora es embajador paraguayo en Washington.
“Es una contradicción enorme: nuestro embajador en EE.UU. fue uno de los impulsores de la comisión que este informe critica duramente. Eso complica aún más nuestra imagen internacional”, afirmó.
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Nakayama concluyó que el reporte debe ser leído como una advertencia seria y como una oportunidad para rectificar el rumbo democrático.
“Este informe no es un capricho político. Es una señal clara de que la estrategia de apriete y persecución debe terminar si no queremos consecuencias diplomáticas y económicas graves”, finalizó.