Mientras cartistas comen cheesecake, alumnos “raspan la olla” en escuelas públicas

Mientras desde el cartismo afirman que supuestamente “ya estamos mejor” porque algunos comen “cheesecake” y toman café “latte”, alumnos de escuelas públicas denunciaron hoy en el Congreso que los alumnos de nivel secundario tienen que pagar para comer el “olla ruguape opytava (los restos que quedan en el fondo de la olla)” del programa Hambre Cero o dar clases con hambre, al borde del desmayo. También señalaron que de nada sirven los pupitres chinos si las escuelas se caen.

El programa Hambre Cero tuvo varios cuestionamientos desde su implementación en las escuelas del país.
El programa Hambre Cero tuvo varios cuestionamientos desde su implementación en las escuelas del país. Por su parte, secundarios dicen que también tienen derecho. ABC Color

Esta mañana se realizó una audiencia pública en el Congreso para abordar la crítica situación de la educación en el país. Alumnos de distintas regiones llegaron con el objetivo de hacer escuchar sus reclamos y mostrar la realidad que se vive en las escuelas. Sin embargo, los legisladores cartistas, principales destinatarios del mensaje, brillaron por su ausencia.

Entre las intervenciones más contundentes se destacó la de Ever Matías Acosta, estudiante de secundaria en una escuela pública de Eusebio Ayala (ex Barrero Grande), Cordillera, y miembro de la Unión Nacional de Centros de Estudiantes del Paraguay (Unepy). A poco más de 70 kilómetros de Asunción, relató la dura realidad que enfrentan los alumnos de su comunidad y cuestionó con firmeza varios de los programas “estrella” del Gobierno.

“Expongo también que los colegiantes también necesitan un almuerzo escolar, porque muchos compañeros no tiene tiempo para volver a sus casas porque están muy alejados de la institución y lo peor es que tiene que pagar para poder recibir un plato de comida que nada más y nada menos es la sobra de lo que es el almuerzo de los niños. Lejos del “cheesecake”, el “late” e incluso el “puchero a G. 10.000″ del que hablan algunos políticos, el estudiante relató a que a algunos les toca pagar para raspar el fondo de la olla.

“Aparte de que se les prohíbe que usen los celulares para que (no) saquen fotos de estos alimentos en mal estado, que, como les digo, es la sobra de lo que quedó. Pe olla ruguape opytava, he’ivaku ñe’e, oñeme’eva chupekuera ha upeva’ari opagajey hi’ari upeare ho’u hagua (Ese resto del fondo de la olla que queda, como se dice, se les da a ellos y encima tienen que pagar para comer)“, continuó relatando el adolescente.

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El joven sí valoró, por ejemplo, a su maestra, que en el tan expresivo guaraní dijo “ome’eva hi angá itrabajore, que da su espíritu, su alma, que ama su trabajo” y que una vez le planteó incluso hacer de cocinera para que sus compañeros ya no pasen hambre en el colegio.

“Jacolaboramina ha jajoguami la nde compañerokuerape ikarurã, che ndacheproblemai, apytante la colegio hañacocina ñamongaru hagua chupekuera (Por qué no colaboramos y compramos para darle de comer a tus compañeros, yo no tengo problema en quedarme en el colegio y cocinarles para darles de comer)”, recordó el estudiante barrereño.

Este, con la curiosidad propia de un estudiante, le preguntó cómo le nació la idea y preocupación, y su maestra el respondió: “Aha ko petei nde compañero rendápe ha ahecha ikanguylento hina, ha aporandu chupe: ‘Mba’e piko ojehu ndeve che memby’” (Me acerqué a uno de tus compañeros porque lo vi muy lánguido y le pregunté: ¿que te pasa mi hijo?) .

La respuesta que le dio ese alumno a su maestra, Acosta dijo que hasta ahora le duele en lo más profundo de su corazón. ya que según le relató su maestra, el alumno replicó: “Mbo’ehara, orengo oreretavoy ore rogape, ha ndacherypytyveima la tembi’u, ha ndakarui ajuhagua la colegiope” (profesora, nosotros somos muchos en casa y la comida ya no me alcanza por lo que vengo al colegio sin comer)“

Acosta remarcó que le “duele ver a sus compañeros con hambre tratando de aprender” y remarcó que “no solo los niños tienen que comer, nosotros también necesitamos ese alimento”.

Kits llegan tarde, escuelas se caen y ministro no atiende, dicen

El adolescente también se refirió a los otros “proyectos brillantes en papeles” del Gobierno, pero que en la práctica no se ajustan a la realidad, o al menos no a todos, y recordó que si no hay “pan” para todos, la libertad real no existe.

“Nosotros no vivimos en un país libre, porque vivimos en un país de miseria, en el ámbito educativo y no solo en ese ámbito, sino en todos los demás”, remarcó.

Sin salir del área de educación, pidió dejar de lado “los trapos” de los partidos y trabajar en serio, así como también dejar los proyectos rimbombantes que no sirven para nada.

“No hagan proyectos que brillan en el papel, y después nuestros colegios se caen, algunos encima de los niños y a otros no les llega el kit escolar, no llegan los libros. Estamos ya en julio, ¿cómo en julio van a llegar los libros? ¿Qué vamos a aprender? No vamos a aprender absolutamente nada. ¿Cómo vas a traer muebles nuevos a una casa si no remodelaste la casa? ¿de qué te sirven unos muebles de lujo si la casa está por caerse?, cuestionó el joven.

El mismo hizo referencia al programa de kits escolares, que no llegó a todos por igual y a la entrega de pupitres chinos del Gobierno, que adjudicó a una empresa amiga del poder por US$ 32 millones, mientras, por ejemplo, al otro lado de la bahía de Asunción, los alumnos siguen dando clases a la intemperie.

Finalmente, también se dirigió al ministro de Educación, Luis Ramírez, a quién pidió “salir más de la oficina para que pueda saber realmente las necesidades de sus estudiantes, porque un ministro que está sentado en su oficina las 24 horas no le sirve a su país, no sirve de nada que esté en su oficina y no sepa lo que vive su pueblo”.

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