Cargando...
En conmemoración de los 36 años de la gesta del 2 y 3 de febrero que derrocó al régimen de Alfredo Stroessner (ANR, 1954-1989), la exsenadora Kattya González analiza las consecuencias que continúa dejando aquella nefasta época.
“El 2 y 3 de febrero se da el cierre a una época oscura de abiertas violaciones a los derechos humanos en Paraguay, caracterizada por persecuciones, desapariciones, saqueo y muerte”, recuerda la excongresista.
Sin embargo, menciona que “se abrió una etapa de impunidad institucional que impidió que los crímenes de la dictadura y sus autores (políticos, funcionarios y cómplices) sean sancionados”, cuestionó.
La exparlamentaria mencionó que “el stronismo cayó pero los stronistas siguieron y siguen con métodos edulcorados, pero con el mismo espíritu ruin que devora el Estado y la política para sus fines”, repudió.
Lea más: Por orden de Cartes expulsaron a Kattya y deterioraron la democracia
“Son nostálgicos estronistas”
González también señala que los colorados de las cúpulas “son nostálgicos estronistas” y por eso más que nunca considera que revivir nuestra memoria histórica, conmemorar y recordar a quienes lucharon por nuestras libertades y a quienes murieron en esa lucha, es importante y necesario.
También refiere que son tiempos necios, recios, en los cuales volver a conectar con la gente, especialmente con los jóvenes que son hijos de esta democracia fallida, se impone.
De lo contrario, si no se logra ese fin “la agenda de esta narcocleptocracia, de esta dictadura stronista 2.0 va a seguir destruyendo cada metro cuadrado de libertad conquistada”, manifestó González a ABC Color.
El 14 de febrero se cumplirá un año de que en una sesión exprés y en pleno receso parlamentario, el cartismo movió sus tentáculos para reunir un ajustado número de 23 votos y cumplir la orden de Horacio Cartes y del Comando del movimiento oficialista para destituir a la senadora Kattya González (PEN), la cuarta más votada del Senado y una de las principales voces opositoras y activista anticorrupción.
Su expulsión forzosa del Senado generó la reacción de repudio de la Iglesia Católica, de los gremios y de la comunidad internacional.