Cargando...
El diputado Roberto González (ANR, Fuerza Republicana) se pronunció firmemente en repudio al planteamiento de una ley mordaza contra la prensa, destacando no solo que la libertad de expresión es un derecho fundamental en una sociedad democrática, sino que está garantizado por el artículo 26 de la Constitución Nacional. Apuntó que nadie debe jugar a ser Dios.
Lea más: Cartista plantea revivir la Ley 209 stronista y amordazar a la prensa
“La libertad de expresión que, a su vez, contiene y garantiza la libertad de prensa, es un componente insustituible de la democracia. Por utilizar algunos sinónimos es irremplazable, fundamental, esencial. Por tanto, pretender alguna ley que la restrinja o condicione su vigencia no solo es una agresión a la Constitución Nacional, en su artículo 26, sino un menoscabo a nuestra propia condición de sociedad abierta, libre y democrática”, comenzó señalando González.
Dicho artículo taxativamente dice que “se garantizan la libre expresión y la libertad de prensa, así como la difusión del pensamiento y de la opinión, sin censura alguna, sin más limitaciones que las dispuestas en esta Constitución; en consecuencia, no se dictará ninguna ley que las imposibilite o las restrinja”.
Por ello, González lamentó la “burrada” del planteamiento de los cartistas, a tal punto que se pone en la misma bolsa a todos los legisladores.
“Su solo planteamiento carece de rigor intelectual y de un mínimo conocimiento de la estructura jurídica sobre la que funciona el Estado. Lamentablemente, con esta actitud le estamos dando la razón a gran parte de la ciudadanía que nos observan como una clase política carente de ilustración, de lucidez e incluso de sentido común”, consideró.
Pidió “no jugar a ser dioses”
El mismo consideró que esta iniciativa también podría estar impulsada por un sentimiento de superioridad del cartismo, pero le recordó que se deben a la ciudadanía y que no deben jugar a ser “dioses”. Remarcó que igualmente los medios de comunicación tienen obligaciones, pero para ello ya existen mecanismos democráticos para analizar su labor.
“Convengamos que la libertad de expresión no es un derecho exclusivo de los medios de comunicación y de los periodistas, sino que se trata de un derecho que tiene cada ciudadano de exponer sus puntos de vista, sus críticas y sus ponencias” y si bien “tampoco podemos ignorar que no todos los medios presentan los hechos con los requisitos constitucionales de la veracidad, responsabilidad y ecuanimidad, existen mecanismos dentro de la democracia para enfrentar esas distorsiones desde el debate sincero y la autocrítica”, apuntó.
Recordó que incluso la ciudadanía, actualmente, es un gran contrapeso a través de la redes sociales y sugirió al cartismo ponerse menos nervioso por la crítica, y preocuparse más por responder y despejar las dudas.
“Las redes sociales han ampliado la visión crítica hacia los medios, por tanto, también se encuentran bajo el escrutinio ciudadano igual que los políticos. Nadie debería incomodarse por lo que se publica, sino que debería encontrar argumentos sólidos para rebatirla. La credibilidad de cada actor de nuestra sociedad depende de cada uno”, recordó.
Finalmente, señaló: “Ningún ser humano es perfecto y los políticos y periodistas somos seres humanos. De lo contrario estaríamos jugando a ser dioses. Y no los somos. Pero, recalco: la vigencia plena de la libertad de expresión es innegociable, no puede ser canjeada, menguada o sustituida por artificios legales que apuntan directamente el corazón de nuestra democracia”.