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A sala llena, ayer se realizó en Cámara de Diputados una mesa de trabajo con estudiantes secundarios sobre “alimentación e infraestructura” escolar, donde la propaganda estatal y la rimbombancia de títulos como el programa Hambre Cero chocaron contra la realidad percibida por los directos afectados, que expresaron sus críticas.
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“Siempre nos dicen que somos el futuro, pero nos hacen mendigar en un aula no digna; nos hacen mendigar una alimentación escolar y nosotros al menos no queremos que esta situación se repita para el año que viene”, dijo la representante de la Federación Nacional de Estudiantes Secundarios (Fenaes), Aylen Barreto.
Enfatizó que el programa Hambre Cero, que se jacta de la “universalización” de la alimentación escolar, solo alcanza a alumnos hasta el 7º o, con suerte, hasta el 9º grado, dejando fuera a los estudiantes secundarios.
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Barreto remarcó que su reclamo frecuente es que no ven “predisposición de los parlamentarios ni tampoco del Poder Ejecutivo en aumentar los recursos (para educación), pero siempre cuando se habla de jubilación vip, de seguros médicos, de combustible para los diputados, para los senadores, es allí donde siempre vemos esos aumentos”.
El análisis de Fenaes incluso va más allá que solo este año, destacando que hay que empezar a mirar cómo financiar la alimentación escolar cuando Paraguay ya no reciba los fondos sociales de Itaipú a partir de 2027.
“Nos parece sumamente preocupante que a un área tan esencial como la alimentación escolar se esté atando a un fondo que de acá a unos años (hasta 2026) no va a existir más. Y yo creo que desde hoy debería ser ya un tema de debate”, agregó Barreto.
Pidió restituir fondos para infraestructura escolar afectados con la eliminación de Fonacide, ya que cada año, recurrentemente, se reclama (dinero) para reparar escuelas que se caen o (construir aulas para) compañeros estudiando bajo árboles.
“¿Cómo puede llamarse ‘estrella’ un programa (Hambre Cero) que tantas falencias está teniendo? Un programa que no está bien presupuestado, que no cubre a todas las instituciones que debería cubrir, y un programa que da alimentos que no tiene la calidad”, cuestionó Camila Segovia, de la Coalición por los Derechos Estudiantiles (Codes).
Ángel Britos, de Codes, expresó su “rabia y enojo” porque las autoridades siguen imponiendo el “amiguismo”, ya que “es impresionante cómo tenemos que recurrir a contactos para pedir algo tan básico como un techo, un medicamento o una comida”.
“¿Por qué tenemos que acudir a un diputado, a un senador para ver si nos puede solucionar el problema? Y no solo pasa en el sector de la educación, también en la salud. Hoy en el hospital no tenemos ni siquiera medicamentos y tenemos que pedirle ayuda a un concejal o un seccionalero, para ver si nos consiguen medicamentos. ¿Por qué tenemos que seguir con el amiguismo, si hay instituciones para eso?”, cuestionó Britos, remarcando que hay plata, lo pero falta voluntad política.
Decenas de otros estudiantes también levantaron su voz de protesta en la mesa de trabajo, a la par que planteando propuesta, como ofrecerse a ser contralores en cuanto a la calidad de los alimentos de Hambre Cero y sobre las escuelas riesgosas, sugerir programas de interés y sobre todo promover la mayor inversión en educación.