Senadora dice que urge reformar ley de seguridad privada

La senadora Esperanza Martínez (del Frente Guasu) presentará mañana un proyecto para reformar y endurecer la ley de Nº 5424/15 que regula la prestación de servicios a las empresas de Seguridad Privada. La legisladora dice que los trabajadores del sector están esclavizados como “Mensús” modernos.

Un empleado de una empresa de seguridad privada.
Un empleado de una empresa de seguridad privada.

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La parlamentaria dijo además que existe una proliferación de empresas que trabajan al margen de la ley vigente o que operan como “firmas de maletín” que encuentran los mecanismos para eludir las responsabilidades establecidas en la actual legislación.

Sostuvo que dichas empresas representan un peligro en la prestación del servicio; que son las que menos cumplen los derechos laborales y que constituyen una competencia desleal para aquellas empresas que hacen el esfuerzo de cumplir con todas las exigencias legales.

La presentación del texto se hará mañana a las 09:00 en la sala de Prensa “Pablo Medina” de la Cámara de Senadores.

Una de las últimas mesa de trabajo sobre el proyecto de ley de la Senadora Esperanza Martínez, del Frente Guasu.  (Foto Gent. Senado)
Una de las últimas mesa de trabajo sobre el proyecto de ley de la Senadora Esperanza Martínez, del Frente Guasu. (Foto Gent. Senado)

“Mesús” modernos

Martínez dijo que, en numerosos encuentros con trabajadores del sector, estos expresan que los guardias de seguridad cada mes tienen varios descuentos por capacitación, carnets, uniforme, armas y licencias y paquetes de datos del celular que usan para trabajar, lo que básicamente los mantiene en eterna deuda con las empresas.

Se los compara así con los “mensús”, trabajadores rurales de los yerbales de la postguerra de 1870, sometidos a trabajos forzosos por “capangas” y cuyos gastos de manutención era superior al salario que recibían.

Martínez agregó que los trabajadores también denunciaron la falta de pago por trabajo nocturno, domingos y feriados. Extensas jornadas de trabajo sin descanso, maltratos y despidos de quienes se atreven a sindicalizarse son otros lugares comunes de una larga lista.

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