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- ¿Cuánto tiempo en la cámara de Diputados?
- Estuve 10 años. No tengo edad todavía para la jubilación...
- ¿A qué se va a dedicar?
- Yo soy contador. Tengo un estudio jurídico con mi esposa. Si veo en algún momento la posibilidad de un concurso o algo que guarde relación con mis conocimientos de contabilidad, de mi especialidad, me presentaré.
- Si el Gobierno le ofrece algún trabajo ¿aceptaría?
- No, absolutamente. Yo sigo en política y mi papel es el de opositor.
- ¿No piensa pedir indemnización por lo que le hicieron?
- No descarto. Es una manera de dejar un precedente, una forma de justicia porque se actuó mal. Un especialista de derechos humanos me dijo que esto no es solo un asunto de dinero sino dejar un precedente contra los abusos de autoridad. Probablemente hable con el defensor del Pueblo, con otros profesionales. Si hay mérito tampoco voy a descartar...
- Todo pasó el mismo día, el escopetazo en su cara a quemarropa, el asesinato de Rodrigo Quintana...
- Fue el mismo escenario de la enmienda inconstitucional que querían imponer. El que me disparó está condenado a 8 años. La distancia del disparo fue de 2 metros.
- Le destruyó la cara...
- Ese día (31 de marzo de 2017) la Policía estaba rara, violenta, represiva. Pegaba de una manera diferente. Ahí cerca nomás habían disparado a un joven también en la cara, a dos centímetros de su ojo. Yo tenía que haber muerto. Para los médicos, mi caso fue un milagro. Las escopetas, a menos de 30 metros no se tienen que disparar al cuerpo, en todo caso tiene que ser de cintura para abajo, porque mata. Por suerte, algunos balines chocaron por el diente y por unos huesos fuertes que tenemos en los maxilares. Yo escribí un libro: “31 M República o Enmienda” donde relato los detalles. Quedé inconciente. Eso fue a las 3 de la tarde. La quema del Congreso fue a las 7 de la noche creo, cuando yo estaba en terapia intensiva luchando por mi vida.
- Lo lamentable es que todo ese sacrificio que hizo no tuvo un resultado a favor de su partido, el PLRA, y tampoco para mejorar un poco la fauna política. ¿Valió la pena?
- Yo creo que valió la pena. El sacrificio no tuvo el resultado esperado pero si tengo que volver a exponerme lo voy a volver a hacer. Oposición es controlar y el que no entienda eso es porque busca una ventaja particular. La calidad de la democracia depende de la calidad de la oposición, así que yo no estoy arrepentido de haber estado 10 años, manteniendome en mi rol de hacer lo correcto, de acuerdo a lo que dice la Constitución y la ley. Eso espero que entiendan los que van a hacer oposición en el Congreso en los próximos cinco años. Los opositores deben entender el mensaje de los electores. No es ir a ponerse al lado del Ejecutivo sino ir a controlar.
- ¿Cuál fue el error que cometieron? ¿Qué hay que corregir?
- No sé si fue error o fue ingenuidad. Los funcionarios son la fortaleza del partido Colorado. Yo no conseguí persuadir a mis colegas opositores para que dejaran de apoyarlos cuando venían a pedir ventajas o exigir reivindicaciones a través de sus sindicalistas. Muchos colegas creyeron que a cambio de ese apoyo ellos votarían en las elecciones por el partido Liberal. Nunca nos apoyaron y nunca nos apoyarán. El partido Colorado tiene 1.200.000 votos duros, casi todos del funcionariado pero los opositores, si nos unimos hoy, somos 1.900.000. Somos más que ellos. No tenemos que equivocarnos más. Tenemos que trabajar sobre esa realidad.
- No quedó decepcionado por no haber sido elegido, después de tanto padecimiento. No dijo: “basta con esto. Me voy a dedicar a otra cosa”...
- Esta vez no me postulé como parlamentario. Me postulé a la Gobernación (de Central). Mi rival tenía una imagen favorable para ese cargo, Ricardo Estigarribia. Tenía buen marketing. Yo siempre he respetado la voluntad del pueblo. Me votaron 44 mil personas a los que nadie necesitó pagarles. Yo reivindico la honestidad. Hay que diferenciar en los políticos a la gente sana.
- Todos ingresan con pinta de santos...
- Yo soy una persona honesta. No tengo plata para comprar votos pero le puedo asegurar que muchos de esos senadores y diputados que llegaron han gastado probablemente el doble o el triple de lo que van a percibir como legisladores en cinco años.
- ¿Cómo puede gastar más de lo que va a percibir?
- Lo máximo que puede percibir un legislador en cinco años es 1.500 millones de guaraníes. Hay legisladores que han gastado entre 4 y 5.000 millones para llegar...
- ¿Cómo recuperan la diferencia?
- Ese es un misterio por resolver. El financiamiento político es fundamental. ¿De dónde consiguen ese dinero? es el tema. Le aseguro que la mayoría le va a decir: “gasté 200, 300, 400 millones” y eso es mentira. El movimiento de los candidatos en todos los partidos es mucho mayor.
- ¿Cómo se puede pillar eso?
- La tarea pendiente es saber controlar el origen del dinero, el origen del financiamiento.
- ¿Usted sabe cómo hacen?
- Yo sé. Recuperan votando sobre temas relacionados con intereses del Ejecutivo, con leyes que interesan a algunos empresarios. Muchos legisladores tienen negocios, otros son nexos con empresas constructoras. Trafican su influencia y con eso concilian, dandoles a sus empresarios amigos “una manito”. La defensa de los intereses ciudadanos finalmente no les importa.
- ¿Eso es generalizado?
- No. Tuve muy buenos colegas que son honorables, tanto en el período de (Horacio) Cartes como en el de Marito. Conozco gente que entró a la política, que gastó mucho menos de lo que iban a percibir y entendieron que no se puede gastar más. Le puedo asegurar que hay gente honorable. No se puede generalizar pero muchos de los que acceden a los cargos gastan mucho más y recuperan de una manera u otra. Siempre cuando se recupera de una manera extra riñe con los intereses de la gente que le votó.
- ¿No hay forma de parar?
- El control del financiamiento político tenemos que potenciar. No se puede controlar a todos. Entonces, la sociedad, los medios de prensa tienen que, en algún momento presionar para que se controle como yo planteé el año pasado, allá por agosto, setiembre. Nadie me hizo caso.
- ¿Usted qué plantea?
- Yo soy auditor. Yo planteé tomar parlamentarios por muestreo en la campaña para seguir sus movimientos de dinero, colorados, liberales, senadores, diputados, intendentes, gobernadores, juntas departamentales. Se debe hacer una investigación profunda, un seguimiento desde el cartel que pone el candidato hasta sus reuniones... Hay que tomar a ese político que está teniendo un alto nivel de propaganda, un nivel de reuniones que no va acorde a su declaración jurada. Ese es un buen mecanismo para pillar a los sinverguenzas que reciben dinero del narcotráfico, del contrabando y de los manguruyúes corruptos del funcionariado público. Por ahí tenemos que apuntar: tomar casos puntuales, investigar así o no vamos a conseguir nada. En segundo lugar, más que nunca hay que darle fortaleza a la Contraloría en los analisis de correspondencias de los bienes de los parlamentarios. No solamente hay que contentarse con revisar la parte documental sino mirar más allá, en su nivel de vida que llevan algunos...
- Muchos ni esconden su nuevo nivel de vida..
- Yo conozco algunos políticos que en su declaración jurada figuran muy pocos bienes pero tienen como 3 o 4 vacaciones fuera del país en lugares carísimos. Hay mucho por hacer y tenemos que seguir luchando. Los principales cambios, si hay voluntad política se puede hacer desde el Ejecutivo. Quedan cinco nuevos años para trabajar. Los liberales y la oposición, la prensa, la sociedad en general tenemos que insistir en acabar con la impunidad. A mí me genera esperanza el nuevo fiscal (Emiliano Rolón). El Paraguay está minado de corrupción y los corruptos merecen un escarmiento. Eso nos va a fortalecer. Los corruptos tienen que ir a la cárcel. Ahí sí van a cambiar las cosas. Ahí los parlamentarios van a atender los intereses del pueblo. Tenemos que ver en la cárcel a tantos intendentes corruptos que pululan el país, gobernadores corruptos que no tienen pudor en mostrarse con la nueva riqueza que ostentan, la vida que llevan, los bienes nuevos que no pueden justificar...
- ¿No tiene que haber un compromiso más concreto de los senadores y diputados y gobernadores que juran? ¿No es medio etéreo eso de jurar diciendo “Que Dios y la Patria me lo demanden”?
- Esa frase es por lo que significan para nosotros nuestras creencias, la tradición y lo que significa la Patria que tiene que estar por encima de todo. Es una cuestión declarativa. Lo que tenemos que hacer es que los que viven del Estado cambien por necesidad y no por convencimiento, que vayan a la cárcel si se corrompen. El combate a la impunidad debe ser efectivo. “Que Dios y la Patria me lo demanden” Vamos a hacer une con flecha cuando veamos corruptos en la cárcel. Ahí se va a cumplir ese efecto declarativo tan lindo que aparentemente no se compadece de la realidad. El Poder Judicial está para demandar a estas personas sin escrúpulos que llegan a los cargos públicos para enriquecerse.
- Y la actitud de los opositores que se vuelven oficialistas ya en la primera sesión, ¿es un mal augurio?
- Yo espero que los colegas entiendan el rol. Tal vez algunos no entienden. El control es mucho más eficiente que la confianza, que se cumpla el artículo 3 de la Constitución: equilibrio de poderes. Quedan cinco años y tenemos que ver el rol que cumple la oposición. Oposición significa control, significa que en el futuro, en este caso en cinco años, el electorado lo premie con su voto porque controló bien a los que están hoy. Ahora, si el opositor conjuga con el Ejecutivo, lo vota y lo aplaude la gente se va a confundir y en vez de votar al opositor le va a votar nomás otra vez al oficialismo. Si vamos a ver una hegemonía del partido Colorado en todos los poderes, más que nunca tenemos que estar alertas para denunciar las cosas que se están haciendo mal. Si el poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente. Esa premisa no falla. Es la realidad que tenemos que combatir con un control riguroso sobre los que gobiernan.