El homicidio se produjo en la mañana del 20 de febrero de 2024, cuando Óscar Efraín Estigarribia Páez, de 16 años, fue atacado inesperadamente mientras caminaba por la calle Carayá de la ciudad de Filadelfia, departamento de Boquerón, en el Chaco paraguayo.
El adolescente se dirigía uniformado al Colegio Departamental Boquerón, donde cursaba el primer año de la media. De hecho, le faltaban solo dos cuadras para llegar.
Habitualmente, Óscar era siempre el primer alumno en llegar y el que incluso ayudaba a los profesores a abrir las aulas. Salía muy temprano de su casa porque no quería que el polvo chaqueño ensuciara su uniforme.
El autor del hecho fue un hombre que, según una testigo, apuñaló al estudiante sin siquiera hablarle. El ataque se produjo cuando ambos se iban a cruzar en la calle.
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De hecho, la Policía descartó rápidamente el robo como móvil del crimen, porque la víctima fue hallada con todas sus pertenencias.
Video: Filadelfia: los pormenores del asesinato del adolescente tras la detención del presunto autor
Una investigación dirigida por la fiscala de esa ciudad, Laura Beatriz Ávalos Amarilla, derivó esa misma tarde en la detención del principal sospechoso, Rodolfo Villalba Ibarrola, en ese momento de 42 años de edad, quien fue localizado en una casa donde vivía con una mujer indígena.
La ropa usada en el homicidio fue encontrada en una letrina en la vivienda del sospechoso.
La recolección de videos, que lo situaban en la zona del crimen, más el testimonio de la testigo que presenció el crimen, también fueron determinantes para demostrar la culpabilidad de Rodolfo.
Por el mero placer de matar
La Fiscalía imputó y luego acusó al sospechoso, por el hecho punible de homicidio doloso, aunque ya en ese momento la fiscala Ávalos advirtió que el sospechoso pudo haber actuado por el mero placer de matar, ya que el colegiante no le hizo absolutamente nada para merecer la agresión.

En un juicio oral que terminó hoy jueves, un Tribunal de Sentencia condenó Rodolfo Villalba Ibarrola a la pena máxima, es decir, 30 años de cárcel, que representa exactamente lo que solicitó la fiscala Ávalos.
El Tribunal fue presidido por el juez Fernando Aníbal Ortiz Medina e integrado por sus colegas por Myrian Graciela Núñez y Sirley Patricia Romero Villalba.
La severa sanción fue establecida porque justamente los magistrados entienden que el churero actuó por el mero placer de matar, ya que no tenía motivos para atacar al colegiante, y también aprovechando la indefensión del menor de edad, quien murió sin saber por qué lo atacaron.
