El 12 de febrero del 2021, las autoridades alemanas informaron a sus pares de nuestro país la incautación de 16.174 kilos de cocaína en el puerto de Hamburgo. La droga iba oculta en 1.728 latas de colorantes y yeso de la marca Tupá SA, perteneciente a Diego Benítez, quien hasta ese entonces aparecía como un exitoso empresario ligado a importantes clubes de fútbol en nuestro país.
Actualmente, Benítez se encuentra prófugo de la justicia, supuestamente en los Emiratos Árabes Unidos.
Unos días después de la publicación de la megaincautación de la droga que fue embarcada desde un puerto de Villeta, por la empresa de Diego Benítez, los organismos de seguridad interceptaron una comunicación entre Miguel Ángel Insfrán Galeano, alias Tío Rico, y su entonces cómplice Mauricio Daniel Schuartzman Parnes, ya en el marco de las investigaciones de lo que un año después, en febrero del 2022, se concretaría en el operativo “A Ultranza Py”.

En aquella conversación Schuartzman pregunta: “¿Viste lo de Hamburgo?”. A lo que Tío Rico contestó: “Sí, ya sabía eso, me contaron”.
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Tío Rico aseguró: “Esto va a quemar la industria acá, acordate de eso, sí o sí son de Pedro Juan”, supuestamente refiriéndose a la banda liderada por Miguel Ángel Servín Palacios, alias Miguel Celular, quien también efectuaba envíos de drogas desde Paraguay a Europa y aparentemente operaba en complicidad con Diego Benítez, quien ponía su empresa Tupá SA, para embarcar la cocaína oculta entre productos legales.

En un nuevo contacto Schuartzman asegura a su interlocutor: “Ese albanés que andaba por acá es el que envió con Servín”.
Aparentemente el albanés Franc Çopja frecuentaba nuestro país para concretar con diferentes facciones la compra de toneladas de cocaína. El capo hacía negocios con el que mejor ganancia le podía brindar.
Ahora las autoridades nacionales manejan el dato de que Çopja también llegó a reunirse con miembros del primer anillo del prófugo Sabastián Marset, en la estancia “23 de Abril”, ubicada en San Roque González, departamento de Paraguarí, que figuraba a nombre de Alberto Koube Ayala, también procesado en el marco del operativo “A Ultranza Py”.
Las operaciones ejecutadas por Çopja eran tan grandes, que algunas veces llegaban a modificar el costo de la droga en el mercado de europeo, según las fuentes.