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“Damos un paso histórico en la defensa de la soberanía de nuestro espacio aéreo: Paraguay contará con radares de última generación. A través del Programa de Ventas Militares Extranjeras (FMS) del Gobierno de los Estados Unidos, hemos adquirido los radares TPS78 de Northrop Grumman, tecnología de clase mundial para fortalecer nuestra defensa y combatir con las mejores herramientas el crimen transnacional”, fue el mensaje que publicó en sus redes el presidente de la República, Santiago Peña Palacios, luego del acto que se hizo el jueves de mañana en la Fuerza Aérea Paraguaya (FAP).
El ministro de Defensa Nacional, general de Ejército retirado Óscar Luis González Cañete, y el propio comandante de la FAP, general del Aire Julio Rubén Fullaondo Céspedes, explicaron posteriormente que el radar fue comprado por 45 millones de dólares, pero que estará en funcionamiento recién en 30 meses, es decir, a finales del año 2027.
En la página de la compañía Northrop Grumman de Estados Unidos dice que se trata de “radares de vigilancia aérea avanzados de próxima generación”, y que esta herramienta “es utilizada y probada operativamente por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos”.
El modelo similar al que compró el Gobierno de Paraguay “es un radar 3D de banda S de largo alcance, 240 millas náuticas, es decir, 444 kilómetros, con una velocidad de escaneo de 10 y 5 segundos, que es ideal tanto para misiones de intercepción de control terrestre que requieren velocidades de actualización de objetivos más rápidas como para vigilancia aérea de largo alcance, incluido el seguimiento de misiles balísticos tácticos (TBM)”.
En el Chaco
En teoría, cuando este radar esté operativo en Paraguay todas las narcoavionetas que a diario invaden el espacio aéreo paraguayo ya tendrían que ser detectadas en tiempo real.
Según la explicación de las autoridades nacionales, este radar es fijo, es decir, que tiene que ser instalado en un lugar determinado.
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Esto implica entonces que debería ser montado en la zona de Pozo Colorado, Chaco, por ejemplo, para pillar las naves ilegales cuando estas ingresen a espacio aéreo paraguayo procedentes de Bolivia, tendiendo en cuenta que el 95% de la cocaína introducida a nuestro país proviene de ahí.
Actualmente, nuestro espacio aéreo es “arco libre” para el crimen organizado, según reconocieron varias autoridades en distintos momentos.
De hecho, la compra de radares de detección aérea es una de las tantas promesas que hicieron todos los últimos gobiernos, pero sin concretarla.
Aunque en este periodo presidencial ya al menos se hizo el anuncio de la adquisición, también es sumamente llamativa la explicación de que su funcionamiento aún demorará dos años y medio.
Hasta ahora, todos los caos de narcoavionetas incautadas en tierra en Paraguay se logran con información de inteligencia previa, generalmente escuchas telefónicas.
Operación Omega
Excepto algunos casos puntuales, la Fuerza Aérea Paraguaya (FAP) casi no tiene apuntados derribos o incautaciones de narcoavionetas.
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Uno de los pocos, si no es el único, se produjo en el año 2020, cuando una nave que ingresó desde Bolivia fue perseguida y obligada a hacer un aterrizaje de emergencia en Yguazú, Alto Paraná, en la operación Omega de la Senad, cuando se incautaron más de 400 kilos de cocaína y cayó el piloto.
