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El sendero de la vida nos impone ser fuertes ante las adversidades y en eso estamos luchando desde hace bastante tiempo las mujeres.
De una u otra forma nos toca lidiar con situaciones nuevas y desafiantes que nos modelan para encajar en la sociedad, para obtener un sitio preponderante y coronarte como dueña de tu destino.
Esto implica esfuerzo y cierta ingeniería, porque tenemos que prepararnos para salir airosas de un examen, obtener un trabajo, cumplir con las reglas y hasta para mantener la salud física y mental.
Hay un condimento especial que quiero mencionarte hoy, y es que ante todo en la vida tenemos que tener actitud positiva.
No siempre nos sentimos con el viento a favor y con una multitud aplaudiendo; la mayoría de las veces tenemos que remar incansablemente hasta la meta.
De todo esto te hablo porque quiero que seas una lideresa dondequiera que estés: en un grupo vecinal, en un aula del colegio, en un club de lectura.
Y así demostrar que es posible tener un objetivo claro y contagiar esas ganas de trabajar y llegar a otros, a los que te rodean, a los que están contigo.
En una empresa, en una reunión o en un mitin político, porque nada te es ajeno y como seres sociales necesitamos comunicar, avanzar.
Creo que es hora de criar mujeres que lideren el mundo y que pueden guiar, ordenar, alcanzar victorias pequeñas y grandes.
Mujeres valientes, mujeres que florecen en medio del desierto y vale la pena acompañar.
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