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“Si añades lo poco a lo poco y lo haces así con frecuencia, pronto llegará a ser mucho”, fue una de las frases del poeta Hesiodo, de la Antigua Grecia. Sin problemas podemos relacionar este enunciado con el ahorro, que -si es de manera firme y constante- en un futuro dará buenos frutos.
Todo plan de ahorro se inicia haciendo los cálculos de cuánto se está gastando. Durante un mes registrá todo lo que desembolsás; eso incluye cafés, pasajes en colectivos y cada refrigerio que compres. Una vez que tengas esa información podés ir organizando en categorías las cosas que adquirís, desde gasolina y comestibles hasta golosinas. Así vas a obtener el total aproximado de cada rubro.
Luego, cuando tengas una buena idea acerca de lo que consumís por mes, armá un estudio para planificar tus gastos, limitá los derroches de dinero y asegurate de comenzar a tener reservas de emergencia. Posteriormente, analizando tus gastos y ganancias mensuales, intentá destinar al menos entre el 10 y el 15 por ciento de tus ingresos netos al ahorro. Y si no podés conservar esa cantidad, quizá sea hora de realizar un recorte en cosas no esenciales como entretenimiento y cenas fuera de casa.
Ahora bien, es momento de establecer objetivos, decidí cuánto tiempo te tomará alcanzar las metas. Pueden ser a corto o largo plazo, pues cada persona tiene preferencias diferentes cuando se trata de ahorrar dinero, así que ordená tus prioridades. Por último, controlá tu progreso todos los meses. Eso te ayudará a cumplir tu plan personal de ahorros.
Tu objetivo puede ser comprar algo con el dinero reservado, quizá invertir posteriormente en un negocio o adquirir un inmueble. ¡Genial, excelentes ideas! Pero lo principal es dar el primer y más dificíl paso: comenzar a economizar hoy.
Por Ricardo González (20 años)