Volar entre las nubes es un sueño que el paracaidismo lo hace realidad

¿Quién dijo que volar es apenas un sueño? En la actualidad, es posible desplegar las alas (artificiales) y surfear las nubes; solo basta saber cómo y dónde hacerlo. Practicar saltos en paracaídas o en parapente puede ayudar a estar más cerca del cielo.

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Para los que disfrutan de la adrenalina en los deportes extremos o simplemente quieren divertirse probando una actividad diferente, hacer parapente o tirarse en paracaídas son dos opciones ideales.

El paracaidismo consiste en un vuelo en avión de 25 a 30 minutos, hasta llegar a los 3.000 m de altura, momento en el que se salta de la aeronave con un instructor. La caída libre dura de 30 a 35 segundos y, una vez abierto el paracaídas, la acrobacia se extiende por 4 a 6 minutos, para finalizar en un aterrizaje, que a veces es suave y en otras se complica.

Por otra parte, el vuelo en parapente se realiza entre los 150 y los 1.500 m de altura. La travesía se extiende por entre 15 y 45 minutos porque se planea a baja velocidad y solo con la ayuda del viento.

En este deporte, es necesario tener primero un alto conocimiento técnico y un importante entrenamiento práctico, por lo que la mejor opción es ir acompañado por un instructor experto y con un parapente específico para dos personas en el que el pasajero va sujeto delante y el piloto va atrás.

Para tirarse en paracaídas, los requisitos son tener mínimo 16 años y pesar, como máximo, 90 kg. Es recomendable ir con ropa cómoda, usar casco y las gafas de seguridad. Lo ideal es no llevar cámara de fotos para evitar que se rompa o que golpee al instructor. Para hacer parapente, basta con tener, como mínimo, 8 años e incluso lo pueden realizar personas mayores. Aquí se recomienda, además del buen calzado y abrigo, llevar cámara de fotos propia, eso solo es posible cuando van acompañados en el vuelo.

La sensación que tienen quienes practican estos deportes es de pura adrenalina y, según comentarios de algunas personas que ya hicieron estos vuelos, no es comparable con nada que hayan podido experimentar antes, ni con la montaña rusa. “No existe sensación de vértigo, no hay referencias de altura a tu alrededor; lo único que sentís es la presión del aire sobre tu cuerpo, como si estuvieras suspendido por unos minutos”, comenta un paracaidista.

Volar es, sin duda, una imaginación que todos tuvimos en la infancia y es, también, la acción más parecida a la libertad, aquello que parece lejano e inalcanzable, pero que ya no lo es. El paracaidismo y el parapente te pueden ayudar a cumplir ese sueño postergado que tuviste cuando eras más pequeño. Entonces, ¿qué esperás para lanzarte a esta aventura de conocer el mundo desde las alturas?

Por Romina Ferreira (18 años)

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