¡Shu..., fuera mala suerte! y que la buena vibra se apodere de tu día

El colectivo no te paró más de tres veces y tropezaste frente a tus compañeros de clases; estas son señales de que tu día va mal. No solo los martes 13 traen momentos incómodos, porque en una jornada común tu dignidad está en juego frente a todos.

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Un día normal es aquel en que te levantás, desayunás y te vas al colegio o lugar de trabajo. Sin embargo, la jornada se pone tensa cuando amanecés pirevai y todo te sale mal como, por ejemplo, esperás el bondi, hacés cinco veces la parada y ninguno de los choferes te hace caso y, para colmo, llegás tarde a tu destino. ¡Qué irritante!, ¿no?

Llegó el día de tu fiesta de cumpleaños, arreglaste tu casa, preparaste la comida y tu ropa, pero, cuando todo va excelente, se aproxima una tormenta de película de terror y tu evento pasa para otro momento. Seguro en tu mente decís: “Esto a mí nomás puede pasarme”. Sin embargo, existen muchas personas que tampoco tienen buena suerte en ocasiones similares.

¿Pensás que tu mala suerte se acaba ahí? Error, porque el día guarda más situaciones vergonzosas y pareciera ser que la mala vibra viene en un combo de cajita infeliz. “La dignidad es lo último que se pierde” dice una frase; no obstante, cuando te sentís una diva caminando por el pasillo de tu colegio, te caés y, de esa forma, causás un montón de carcajadas entre los estudiantes.

Muchos creen que la mala suerte es ocasionada por romper un espejo, cruzarte con un gato negro, abrir una sombrilla en un sitio cerrado o pasar por debajo de una escalera. En cambio, si nos levantamos con la mente positiva y con una enorme sonrisa en el rostro, seguro espantamos a la mala vibra para que la buena se quede.

Están los días de pura mala suerte, pero ¡ojo!, porque también hay momentos en que la alegría, la felicidad y la prosperidad vienen para apoderarse de las 24 horas. ¿Quién sabe?, de repente te llega la noticia de que ganaste un auto “cero km” del año o que pasaste la materia que creías haber reprobado.

No decaigas solo porque en un día todo te fue mal; acordate de que las 24 horas no son nada en comparación con el año entero. Los momentos de torpeza pueden ser las opciones ideales para iniciar un tema de conversación en una ronda de buenos amigos.

Por Ezequiel Alegre (16 años)

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