Ropas tiradas o la pieza bien aseada, ¿con cuál situación te identificás?

Muchos jóvenes aman ver la pieza ordenada, anotan sus tareas y organizan sus actividades. También están los que no se preocupan por poner cada cosa en su lugar ni quieren planificar lo que van a realizar. Vos, ¿sos amante o enemigo del desorden?

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Es casi seguro que conocés a un chico o chica que siempre deja todo para última hora; al llegar a su casa tira su mochila, no se preocupa por acomodar sus pertenencias y vive ignorando el desorden. Los jóvenes con estas costumbres suelen ser más espontáneos, pero, tal vez, a la hora de enfrentarse a una responsabilidad van a necesitar ser ordenados y tener una previa preparación.

Todos tenemos ese pariente o amigo que planifica lo que va a hacer en una agenda, ordena su cama antes de ir al trabajo y ubica sus materiales de la facu por la noche para tener todo bien preparado. Estas personas son estructuradas y les gusta hacer las cosas de buena manera.

“El orden es el placer de la razón, pero el desorden es la delicia de la imaginación”, decía el poeta francés Paul Claudel. Por esta razón, tal vez, para los matemáticos, físicos, filósofos y otros profesionales que necesitan concentración, será mejor que realicen sus actividades en un lugar ordenado y aseado.

Por otra parte, para muchos pintores, músicos y bailarines, el ambiente un tanto desordenado puede llegar a ser beneficioso. El arte es un modo de expresión que nota las bellezas sencillas y no cualquiera puede percibir; por lo tanto, para un artista, un lugar desorganizado transmite creatividad y hace volar su imaginación.

Existen desventajas significativas que conlleva ser una persona cero organizada y planificada. Por ejemplo, no encontrás las cosas que buscás porque tu pieza es un caos y eso te hace perder el tiempo y te desenvolvés en un ambiente incómodo; te estresás cuando, entre todas tus hojas en el trabajo, no lográs hallar el documento correcto y otras cosas negativas más que te pueden afectar sin que lo notes.

Algunos consejos que te pueden ayudar: anotá en una agenda tus actividades diarias o semanales para poder cumplir tus deberes de la mejor manera, arreglá tu pieza antes de salir al trabajo y, al llegar a tu casa, poné cada cosa en su lugar para mantener el orden. Asimismo, si hacés tus tareas con tiempo y tratás de tener por separado tus cuadernos o documentos, tendrás un entorno más agradable.

Ser ordenado o desorganizado no solo se practica en la casa, sino también en el trabajo, en el colegio y en todas partes. Probá pues poner en práctica los tips que se mencionan anteriormente y quizás ahora te vaya mejor en el lugar que sea.

Por Andrea Parra (18 años)

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