Nos quejamos mucho de los choferes de colectivo, ¿pero qué haríamos sin ellos?

Salís apurado de tu casa, es tardísimo y querés llegar a tiempo al cole, la facu o el trabajo; entonces aparece el colectivo doblando la esquina para salvarte del problema. Los choferes de transporte público son muy criticados, ¡pero los necesitamos!

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Conducir siempre por el mismo trayecto debe ser algo muy cansador para los choferes y, para los que manejan los buses convencionales, soportar el calor agobiante o el frío intenso es una tarea que conlleva sufrimiento. El clima y la conducción quedan en problemas menores cuando también tienen que aguantar los malos tratos de parte de los pasajeros, a la gente que hace “la para” en cualquier parte y a los que quieren pagar con billetes grandes.

Los conductores de transporte público, al menos en nuestro país, deben pasar por situaciones poco agradables para una persona que sólo se encuentra realizando un trabajo. El primer error que se comete es el de prejuzgar a los colectiveros, afirmando que todos actúan igual, son irresponsables y no respetan a los demás. Ante cualquier accidente, ellos son los únicos culpables.

Muchos no se dan cuenta de que los buses tienen una importancia tremenda para que el país pueda funcionar. Si no existieran los colectivos, prácticamente nadie podría transportarse de un lugar a otro con tanta facilidad y a tan bajo costo; en realidad, la mayoría solo puede pagar ese 3.600 o 2.200 para ir a trabajar o estudiar.

Es cierto que la mayoría de los choferes siguen dejando subir a la gente cuando la totalidad de los asientos se encuentran ocupados y, los no diferenciales, paran en cualquier parte; estos son motivos de enojo para muchos. Pero si uno quiere hacer bien su labor, es decir, dejar de alzar pasajeros una vez que el colectivo está lleno y frenar sólo donde es obligatorio, también va a recibir quejas, porque todos quieren llegar a tiempo a distintos lugares.

El tráfico estresa mucho, no importa si vas a manejar nada más que unos kilómetros, tenés que estar 100% atento a cada loco que hay tras el volante, además de los minutos perdidos en los semáforos. Si conducir media hora te cansa, imaginate a los choferes de colectivo, que tienen que hacer decenas de kilómetros en cada jornada, atendiendo a dar cada vuelto bien, respondiendo las mismas preguntas sobre su trayecto, atendiendo todas las paradas obligatorias y frenando su marcha cada pocas cuadras.

Es obvio que podemos quejarnos si notamos que un chofer está haciendo mal su trabajo o nos trata sin respeto, pero debemos entender todo lo que los mismos tienen que pasar para ganarse el pan de cada día. La próxima vez que quieras vocearle al chofer, colocate por un segundo en su posición.

Por Diego Benítez (18 años)

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