Luego de un grave accidente, un profesor se fortalece con el amor de sus alumnos

Este es un relato de ficción: Un terrible accidente tumbó la estabilidad laboral del profe Gabriel, quien fue embestido por un inconsciente al volante. No obstante, sus alumnos le apoyaron y ahora el docente sonríe a la vida gracias al poder del amor.

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Raudamente, un vehículo sin chapa se aleja de la avenida Carlos Antonio López del barrio Sajonia en medio de la noche. Un hombre yace en la vereda con sus libros desparramados. Era domingo y acababa de finalizar el clásico entre Olimpia y Cerro Porteño.

El profe Gabriel es un docente que se destaca por su sabiduría y agudo sentido del humor. El maestro imparte la materia que, de acuerdo a algunos estudiantes, arranca bostezos: Historia y Geografía. No obstante, curiosamente, sus clases son muy concurridas por su particular estilo de enseñanza.

Sus ojos brillan de emoción cuando relata los apasionantes capítulos de nuestra historia. En una ocasión, derramó lágrimas al relatar el triste desenlace de los mártires de Acosta Ñu y, por otra parte, hizo reír a sus alumnos con simpáticas anécdotas de los presidentes. Muchos de sus oyentes se destornillaban de risa y, posteriormente, reflexionaban con las enseñanzas del profe Gabriel.

El lunes, a primera hora, los alumnos se sorprendieron por el retraso del profe, quien se destaca en puntualidad inglesa. ''Seguramente es por el tráfico'' y ''creo que se olvidó de sus mapas'' eran algunas suposiciones de los estudiantes. Nadie imaginaba que el educador estaba en medio entre la vida y la muerte.

Con semblante triste, la directora comentó que a las 22:00 h del domingo, el profe Gabriel fue embestido por un vehículo que, posiblemente, era conducido por un hincha en estado etílico. El educador fue derivado al Hospital de Trauma.

Los jóvenes del último año se sentían destrozados por la noticia y algunos ya pensaban lo peor. Miguel, el delegado de curso, alentó a sus compañeros a permanecer firmes y a no perder la fe. Los chicos comenzaron a organizar polladas, hamburgueseadas y vendieron rifas para solventar los gastos del profe Gabriel.

Dos semanas después, los estudiantes fueron al Hospital de Trauma para visitar al maestro, quien logró salir de terapia intensiva. Ante la mirada atónita del docente, los jóvenes le ofrecieron alimentos y un aporte en efectivo. Muy conmovido, el docente con lágrimas exclamó: ''Los amo, ustedes son mi mayor tesoro".

La enfermera aplaudió con fervor el gesto de los alumnos; la conmovedora escena derrochaba ternura en aquella sala. Muchos estudiantes y un docente luchador se fundían en un caluroso abrazo, signo elocuente de que la esperanza se encuentra como un oasis en medio de un desolador desierto.

El milagro del amor hizo renacer al querido profe Gabriel, quien se sintió motivado para afrontar el largo proceso de recuperación. Asimismo, el educador tuvo la certeza de que sus alumnos sostendrían su figura, cuando sus piernas comiencen a flaquear.

Por Víctor Martínez (19 años)

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