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El domingo en horas de la madrugada, Félix Eduardo Espínola, un joven de 21 años, se desvaneció en la discoteca “Pirata Bar”. Pese a los primeros auxilios, fue imposible reanimar al chico, quien falleció. La autopsia reveló que Félix tenía el corazón agrandado debido a un problema congénito, por lo que la causa de su deceso fue un infarto fulminante.
Una muerte siempre constituye un motivo de tristeza, más aún cuando quien deja este mundo es una persona tan joven. Félix fue a la discoteca con las mismas intenciones que tienen otros chicos que están en la flor de la edad: divertirse y pasarla bien con sus amigos.
Cuando la noticia del lamentable suceso se dio a conocer, pero aún no se manejaban las causas del fallecimiento del joven, las conjeturas de los usuarios de las redes sociales no se hicieron esperar. En lugar de ofrecer sus condolencias a los familiares de Félix, muchos internautas se pusieron la bata de médicos y dijeron que, posiblemente, el muchacho había mezclado drogas y alcohol, que el desencadenante del suceso fue una sobredosis, entre otras “explicaciones” científicas.
Tal parece que algunas personas no se dan cuenta de que con sus opiniones oscurecen los hechos, ofrecen versiones tergiversadas, dañan los sentimientos de los demás y manchan el nombre del prójimo. Si bien es cierto que la libertad de expresión es un derecho fundamental, tenemos que saber cómo ocurrió un suceso antes de decir cualquier vyrorei; de esta manera, evitaremos pecar de prejuiciosos.
No solo debemos resaltar la rapidez con que las personas se convierten en jueces de las acciones de los demás en las redes sociales, sino también la hipocresía con la que actúan muchos de los que ofrecen cátedra de civismo tras la pantalla de una computadora o celular. Es fácil teclear en cinco líneas lo que es correcto, pero, ¿cuántos en realidad son tan perfectos como quieren aparentar?
Para emitir nuestro parecer con respecto a temas tan delicados, es primordial saber la manera en que ocurrió un suceso. Del mismo modo, si vamos a opinar acerca de alguien, primero tenemos que conocer a esa persona a fin de juzgarla. La palabra es un arma muy poderosa para los seres humanos, pues posee la capacidad de destruir o reconfortar. Es necesario que seamos cuidadosos con los juicios que emitimos, porque tal y como aconseja un pasaje bíblico: solo el que esté libre de pecado que tire la primera piedra.
Por Viviana Cáceres (19 años)