Los guerreros de las ciudades dormitorio luchan contra el tiempo y el tráfico

Con las primeras luces del día y las huellas del sueño en el rostro, los guerreros de las “ciudades dormitorio” luchan para ir a la capital y cumplir con sus tareas. Acortar la distancia con un tráfico caótico es uno de los principales retos a enfrentar.

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Las personas que viven en las ciudades dormitorio, como Capiatá, Yaguarón, San Antonio o Areguá, deben enfrentar varios desafíos para llegar a la capital y cumplir con todos los objetivos que tienen en el día a día. Un joven vale, con ganas de hacer realidad su sueño de estudiar y trabajar, debe despertarse antes que el sol empiece a salir a fin de llegar a la parada del colectivo. Si la suerte lo acompaña, su bus vendrá enseguida y él encontrará un lugar en la estribera; luego tomará otro bondi para marcar puntualmente su ingreso al laburo.

Uno de los principales retos es enfrentar con éxito el caótico tráfico, caracterizado por la fila india de vehículos y los bocinazos. Cuando el joven baja del colectivo, suspira lentamente y revisa la hora para verificar que no esté llegando tarde al trabajo. Después de 8 horas de trabajo, resta aún enfrentarse a la fase final: las clases en la facultad. La jornada termina con un joven cansado que debe estar atento para tomar el último colectivo que lo llevará a su casa. Cuando faltan pocas horas para la medianoche, el chico llega a su hogar y, con los párpados cansados, cena lo que encuentre, se asea y luego la ansiada cama lo está esperando.

La gente que vive en ciudades alejadas de la capital debe luchar contra el tiempo, el tráfico y las inclemencias del tiempo a fin de cumplir con sus obligaciones. Las personas que utilizan el servicio de transporte público gastan más dinero en pasaje, teniendo en cuenta la distancia o la cantidad de buses que emplean para llegar a su destino, mientras que aquellos que cuentan con vehículo propio tienen que invertir billetitos en combustible y estacionamiento.

Además, los habitantes de las ciudades dormitorio deben escuchar la típica excusa “vos vivís muy lejos” por parte de los amigos capitalinos que no los visitan. Quizás, con un mejor servicio del transporte público y un mayor orden en el tránsito, la distancia ya no sea un problema para la gran cantidad de personas que viajan todos los días a la capital con el objetivo de estudiar o trabajar. Vos, que luchás contra el sueño y te batís a duelo con el tiempo para llegar a hora a la facu o al laburo, sos un ejemplo de sacrificio y valor. Así que no te rindas y seguí adelante a fin de convertir tus sueños en realidad.

Por Viviana Cáceres (19 años)

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