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Todas las obras teatrales se basan en hechos cotidianos de las personas; ¿qué te parece si transformamos el día a día en un teatro real, donde somos los personajes principales de distintas obras? La improvisación a la hora de hacer las cosas juega un importante papel para que, en tu rutina, imaginariamente pases de una escena a otra.
Una fácil estrategia para no estresarte es pensar que toda tu vida es una simple obra teatral. Dale emoción y sentimiento a cada segundo y acordate de que, si estás pasando por un difícil momento, sí o sí esa escena terminará para dar paso a otra mejor. Actuar hace a una persona sentirse liberada y con ganas de gozar cada segundo; de la misma manera, debemos disfrutar de la vida.
El mundo abierto empieza a partir de una mente abierta; conocé los disitintos papeles que podés lograr a través de la actuación, con tus virtudes y tus defectos. Vas a ver que, de esa manera, todo te parecerá más fácil y llevadero, además de tener una mejor relación con las personas que te rodean.
Así como dice Georg Wilhelm, filósofo alemán, “los mismos afanes y esfuerzos se producen en una pequeña ciudad que en el gran teatro del mundo”. Nuestra rutina debería ser una práctica de actuación pero completamente improvisada, o sea, sin guiones que recordar. Nuestro escenario es, de por sí, el lugar en donde nos desenvolvemos y el público protagonista está formado por los amigos y las personas que nos rodean.
No importa si nunca tuviste clases de actuación, solamente dejate llevar por el ritmo de la vida y comportate de forma natural ante distintas situaciones que lidiás día a día. Lo más interesante de controlar tus emociones es que tenés la posibilidad de ayudar sentimentalmente a tu mejor amigo cuando pasa por un momento difícil. El teatro solamente es una vía para hacerte sentir mejor y robar sonrisas a la gente. ¿Te gustaría probarlo? Entonces, que la trama empiece.
Por José Peralta (18 años)