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Después de las interminables horas del cole o del agobiante laburo, la opción preferida de muchos jóvenes, para escapar del estrés, es jugar el conocido fútbol 5. Rápidamente, los muchachos se movilizan en los grupos de WhatsApp y tiran mensajitos como “jaha pues al sintético” y “vamos pues a alquilar”.
Los elementos que conforman el predio son los arcos, el césped sintético y las redes alrededor de la canchita. Además de ser una novedosa fuente de ingresos para los propietarios, este atractivo deporte tiene muchos adeptos de todas las edades; el precio para jugar en los complejos deportivos es de G. 70.000 a G. 80.000 por hora aproximadamente. Por eso, a la hora de alquilar, no falta el jopy que se esconde para no colaborar.
En nuestro país es frecuente ver que cada barrio cuente con un local en donde se juega fútbol en canchas sintéticas. Últimamente, esta tendencia llegó hasta las zonas más lejanas del interior del país, en donde se volvió uno de los deportes favoritos al igual que el popular piqui vóley.
Estos sitios son los preferidos a la hora de organizar los torneos de los exas o simplemente para el “after office”. Debido a las reducidas dimensiones del campo, los partidos son de estilo rápido y con mucha circulación del balón; algunos quizás perdieron la magia con la pelota y dejan notar sus kilitos de más, por lo que a los 30 minutos de acción, ya piden cambio. Los muchachos se juegan al todo o nada, porque generalmente, el equipo perdedor es el que tiene que pagar el alquiler e invitar las bebidas.
Aparte del predio en donde se disputan los partidos, no pueden faltar los puestos gastronómicos para recobrar fuerzas después del cansador juego. Sabrosas comidas como lomitos, hamburguesas, pizzas y panchos forman parte del tradicional tercer tiempo, en donde los muchachos comienzan a hablar sobre los estudios y laburos, hacen comentarios jocosos sobre el estado físico de algunos y organizan las próximas salidas.
Cuando crecemos es difícil ver con frecuencia a los excompañeros del cole por el trabajo y los estudios, pero la manera fácil de congregarnos de vuelta es organizar el futbolacho en las canchitas sintéticas. De esta manera, experimentamos el retorno de aquellas memorables jornadas de fútbol en las clases de educación física y en los torneos del cole, en donde la magia con el balón relucía. En los partiditos, ¿sos el goleador o el aguatero?
Por Víctor Martínez (19 años)