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A muchos de los jóvenes que pertenecen a la nueva generación de teenagers trabajadores no les interesa mucho formar parte de una empresa cuyo único objetivo es ganar cada vez más y más dinero. Captar y retener el talento de los millenials, siempre más idealistas, será un desafío para las corporaciones en los próximos años, ya que si a estos emprendedores no se les ofrece un empleo con un sentido más humano, se irán tan rápido como llegaron. Entonces, laburar para una empresa que mide su éxito por su impacto económico, social y ambiental puede resultarles más gratificante.
Las empresas B son aquellas que tienen como objetivo principal replantear el sentido del éxito en la economía. Con este nuevo modelo no se busca solamente aumentar las ganancias de una compañía, sino que se trata de integrar ese interés con el impacto social y ambiental, utilizando la fuerza del mercado con el fin de lograr resultados sustanciales.
Hasta la persona más floja tendría todas las ganas de ir a trabajar si es que sabe que lo que está haciendo; aparte de generarle un ingreso monetario, ayuda a mejorar una parte del mundo que le toca vivir. Entonces, las empresas B pueden ser una oportunidad para quienes quieren sentir que su esfuerzo no es utilizado solamente para darle más plata al jefe, sino también para combatir algunas problemáticas del país o la región.
El sistema B, una organización que se encarga de certificar a las marcas como B, define a estas empresas como aquellas que “combinan el lucro con la solución a problemas sociales y ambientales, aspirando a ser la mejor para el mundo y no solo del mundo”.
“Cuando hablamos de redefinir el sentido del éxito empresarial, nos referimos a que tenemos que desarrollarnos económicamente, pero que debemos hacerlo en armonía con la naturaleza y la sociedad, sin causar algún daño y beneficiarnos con eso”, afirma Bruno Defelippe, director ejecutivo de Kóga, primera empresa B certificada en Paraguay.
Una Bcorp, expresión utilizada en inglés, no se limita por rubro, si son medianas, pequeñas o grandes empresas, ni por la cantidad de dinero que se factura. La comunidad B se encuentra abierta a todas las entidades que estén comprometidas a generar un cambio real desde su forma esencial de hacer negocios. Se busca que en la toma de decisiones estén involucrados los consumidores, los empleados, la comunidad, los inversionistas y el medio ambiente.
Actualmente, el objetivo de muchas de las empresas en todo el mundo es, simplemente, multiplicar las utilidades de sus accionistas y generar mayores ganancias. “Eso de por sí no es malo, lo que pasa es que, cuando se transforma en el único interés del directorio, muchas veces se toman decisiones que afectan negativamente a los demás actores involucrados con la compañía: sociedad, medio ambiente, empleados, ciudadanos, entre otros”, comenta Bruno.
Muchos se preguntarán de qué te sirve una certificación como empresa B, si vos como empresario ya implementás políticas internas dentro de tu compañía que son amigables con la naturaleza y el impacto social. La razón más importante de todas es la convicción. Una persona tiene que creer tanto en este nuevo modelo de negocios que debe estar dispuesta a plantear un cambio interno en la empresa y modificar los estatutos, para que la mejora sea permanente y no una simple declaración de buenas intenciones.
Pero ser una empresa B no es solamente un beneficio para la comunidad y el medio ambiente, sino también para la misma compañía. Sistema B, en su página web, presenta una lista de ventajas que puede obtener una marca si decide integrarse a esta comunidad que es parte de un movimiento de global llamado "Las nuevas economías".
Cada vez más personas van a exigir a las empresas que sean socialmente responsables. Aunque todavía se da en menor medida, algunos consumidores no quieren, simplemente, hacer más rica a una persona con la compra de un producto o servicio, sino que, desde el rol de consumidor, buscan formar parte de una economía más solidaria y consciente, y esa práctica va a ir en aumento, aseguran los defensores del Sistema B.
Si bien la mayoría de las empresas que se unen a este nuevo movimiento global lo hace por convicción, los miembros de esta iniciativa aseguran que en el futuro todas las marcas se verán obligadas a ser empresas B, por la demanda de los clientes. “En Paraguay está aumentando la venta alimentos orgánicos; ese es un ejemplo de cómo la gente quiere saber de dónde proviene un producto y no quiere más comprar algo que dañe al medio ambiente”, asegura Bruno.
Lo más probable es que alguna vez hayas escuchado que las personas que salen de la cárcel, luego de cumplir sus respectivas condenas, difícilmente encuentran un trabajo seguro con la idea de rehacer sus vidas. La constructora Cerco de Chile, una empresa B certificada desde 2009, se encarga de luchar contra esta problemática social y brinda a los infractores de la ley la posibilidad de capacitarse y tener un empleo con el fin de dejar de lado la discriminación hacia los exreclusos.
Con su proyecto de reinserción socio-laboral, esta empresa capacita a personas seleccionadas que están en las cárceles y les ofrece un trabajo formal. Además, Cerco se preocupa por la seguridad física de sus empleados y una de sus metas como compañía es llegar a 1 millón de horas de trabajo sin accidentes, teniendo en cuenta que en Chile muere una persona a la semana en el rubro de la construcción, según el fundador de Cerco, César Riffo en una entrevista con CNN Chile.
Entonces, si querés formar parte de un equipo que trabaja con el fin de ayudar a cambiar pequeñas cosas del mundo, no hace falta que vayas a una ONG o una fundación para hacerlo, si desde tu propia oficina podés colaborar a resolver algunos problemas sociales o ambientales. Las empresas B no son perfectas ni tampoco van a solucionar por sí solas todos los inconvenientes de nuestra comunidad, pero es importante que empecemos a buscar la forma de convivir en esta tierra entre todas las personas de una manera más justa y solidaria, sin dañar o destruir al medio ambiente.
Por Gonzalo Recalde (19 años)