Cargando...
¿Cómo lidiar con personas pesadas y no morir en el intento y de qué manera podemos dialogar, manteniendo el respeto a posturas adversas? Estas son algunas de las interrogantes que nos hacemos a diario cuando intentamos conversar con fanáticos. Es triste señalar que muchos de los grandes conflictos en la historia tuvieron su origen en pésimos diálogos.
Ante esta crisis en el trato, nos vendría bien curiosear sobre las enseñanzas del filósofo Sócrates. Seguramente, conocés su famosa frase “solo sé que no sé nada”, pese a que muchos comienzan a bostezar cuando escuchan la palabra filosofía.
Sócrates marcó la historia de la filosofía por sus enseñanzas sobre educación, moral, política y costumbres. Además, su pensamiento llegó hasta nuestros días gracias al testimonio de sus discípulos, ya que este sabio griego no dejó escrito alguno.
Era muy frecuente ver a este filósofo deambulando por las calles de Atenas y conversando con las personas. Asimismo, su figura despertaba la admiración del pueblo. De acuerdo a numerosas anécdotas de la época, bastaba uno o dos debates con él para adquirir valiosas instrucciones.
El “método socrático” es la expresión que encierra el estilo del diálogo de Sócrates. Constaba de dos momentos: el primero era la ironía, situación en la que el filósofo refutaba las respuestas de su interlocutor y le hacía dudar de sus respuestas. El segundo paso era la “mayéutica", término griego que significa “dar a luz", ya que el propósito de Sócrates era que las personas encuentren la verdad.
Luego de un intenso diálogo, ambas partes llegaban a un acuerdo sobre un punto. Esta práctica confrontaba con el método de enseñanza de los sofistas, maestros contemporáneos de Sócrates que se caracterizaban por sus extensos monólogos y un peculiar talento de persuasión.
Cuando se producen acalorados debates, percibimos que muchos suben el tono de voz con prepotencia e insultan con alevosía. Con respecto a esta realidad, una frase atribuida a Leonardo da Vinci destaca que “quien de verdad sabe de qué habla no encuentra razones para levantar la voz".
Cada corriente del pensamiento afirma poseer el conocimiento pleno, por lo que ideologías políticas, doctrinas filosóficas o religiosas se disputan la supremacía de la verdad absoluta. Del mismo modo, muchos enarbolan la bandera del fanatismo que ciega la capacidad de percibir diferentes puntos de vista. Lastimosamente, el diálogo tiende a fracasar por esta razón.
A la luz del pensamiento de Sócrates, deberíamos aprender que el diálogo es una rica recopilación de conocimientos. El respeto y la tolerancia son las claves fundamentales para conversar respetuosamente con los demás y no morir en el intento.
Por Víctor Martínez (19 años)