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En una sociedad donde la belleza desempeña un rol importante como imagen y estética, las cirugías plásticas son vistas como un medio de salida para aquellas personas que pretenden lograr una nariz respingada, quijadas y mentones marcados, labios cargados o una silueta 90-60-90. No obstante, cuando parece que una simple rinoplastia pone punto final a tus ganas de realizarte una cirugía, la manía por las inyecciones y el bisturí puede generar una obsesión por las operaciones.
Mirando el trasfondo y el porqué de la obsesión que pueden ocasionar las cirugías plásticas, se encuentra un estándar de belleza que desde tiempos arcaicos viene imponiendo a las personas qué clase de aspecto es el deseado. Entonces, de generación en generación, pero con cambios revolucionarios y científicos, la estética humana fue evolucionando, en algunos casos con resultados positivos y, en otros, negativos.
Hoy en día, resulta sencillo acceder a una clínica o a un quirófano con el objetivo de remodelar ciertas partes del cuerpo, pues si no estás conforme con tus curvas, unas manos profesionales son la solución. Si bien las intervenciones plásticas son fuente de autoestima para muchos, para otras personas constituyen un desorden conocido como “trastorno dismórfico corporal”.
Según explica el Child Mind Institute, la palabra dismórfico significa “mal formado” o “deformado” y se da cuando una persona se obsesiona con lo que percibe como un defecto físico, sometiéndose a cirugías de remodelación. Aunque algunos tildan este trastorno como “exceso de vanidad”, expertos del instituto refieren que esta afección va más allá del simple hecho de querer verse mejor.
BELLEZA NATURAL SIN CIRUGÍAS PLÁSTICAS
Ximena Vera, experta en cosmetología, sostiene que no necesariamente se debe llegar a una cirugía para mejorar la apariencia y mantenerse saludable. “Existen muchas opciones, como cuidar la piel del rostro con una rutina de higiene diaria, limpieza facial profunda, una vez al mes, puntas de diamante, peeling químicos y radiofrecuencia facial que sirven para combatir la flacidez del rostro. Por supuesto, estos procesos deben realizarse con profesionales”, manifiesta.
La especialista comenta que existen patrones que nos exigen encajar para ser “aceptados socialmente” como, por ejemplo, un rostro perfecto, nariz pequeña, piel de porcelana, labios rellenos y cutis sin arrugas. Por otra parte, están las personas que prefieren ser auténticas, pues se enorgullecen de sus facciones y las marcas del paso del tiempo en el cuerpo.
La cosmetóloga Ximena refiere que, hoy en día, en nuestro entorno sí importa más el cuidado de la apariencia que la belleza. “No todos somos Miss o Míster Universo, pero al igual que ellos tenemos que cuidar el cuerpo por dentro y fuera, mantenerlo sano y protegido de los factores externos que dañan la piel, el cabello, las manos, la sonrisa, etc”, manifiesta.
Además, plantea que hoy, para conseguir algún trabajo, en una entrevista laboral se fijan en el rostro, cabello arreglado, si estás afeitado o si descuidás la barba, las manos, tu ropa y calzados, incluso tienen en cuenta el peso y, muchas veces, personas muy preparadas no son contratadas por no cumplir estos requisitos.
LAS MANOS “REPARADORAS” DE LOS DEFECTOS
El Dr. John Dietze, médico especialista en cirugía plástica y estética, expresa que cuando una persona no está conforme con partes de su cuerpo hay que tener cuidado. “Es común que nos moleste la famosa ‘cartuchera’ (exceso de gordura en la cintura), o que a la mujer le moleste su abdomen luego de haber tenido hijos, pero cuando la persona no está contenta con muchas áreas de su cuerpo, la lista de ‘defectos’ se hace muy larga”, dice.
Así también, el médico agrega que, en la actualidad, uno de los mayores problemas de salud es la obesidad y los pacientes piensan que las cirugías plásticas, como la liposucción o lipoescultura, son salidas para bajar de peso, retirando grandes cantidades de gordura del cuerpo, lo cual es muy peligroso e incluso puede llevar a la muerte del paciente.
Luego de realizarse alguna cirugía, dependiendo de qué tipo, los pacientes deben seguir las recomendaciones del especialista encargado de la operación, así como tomar los antibióticos en horario. “El error más frecuente lo cometen las pacientes que se realizan cirugías amplias y, a la semana de la intervención, trabajan o llevan una vida normal, lo cual genera mucho más dolor, hinchazón y problemas”, explica el cirujano.
El médico Dietze cuenta que la “lipo” es la cirugía plástica más solicitada, le sigue el aumento de mamas con prótesis, la abdominoplastía, también conocida como “dermo” o dermolipectomia, cuando existen excesos de piel en el abdomen. También, en los últimos tiempos, ha crecido mucho el interés por la rinoplastia.
Según el cirujano, la frase “cirugía sin riesgo” es falsa. “Sí o sí están los riesgos que van desde la anestesia, durante la cirugía y el posoperatorio. Lo que hacemos es seleccionar cuidadosamente a cada paciente, prepararlo para la intervención y disminuir al máximo cualquier peligro que pueda surgir, además de operarlo en un centro de alta complejidad para poder enfrentar cualquier emergencia que pueda presentarse durante o después de la cirugía”, añade.
La gente, a veces, confunde las diferencias entre lipo, lipoescultura, lipo HD y lipomarcación abdominal. “La lipo es ‘aspirar gordura’; se retiran depósitos de grasa localizada que molestan a cada paciente, las zonas más comunes que corregimos son el abdomen, la cintura, la entrepierna y la espalda”, cuenta.
Mientras que en la lipoescultura se aspira la gordura de las zonas que molestan al paciente y esa misma grasa se injerta en otras partes para “esculpir” y dar una forma más armoniosa al cuerpo. Asimismo, la lipo HD o High definition consiste en remover gordura alrededor de los músculos abdominales, de manera que estos logren definirse mejor y den al cuerpo un aspecto atlético o fitness.
¡ALERTA!, LO BARATO SALE CARO
No busques lo más barato: “el que cree que un profesional cuesta caro, no sabe lo costoso que resulta un incompetente. No hay una cirugía plástica 'barata' y, si existiese, debería hacerte dudar”, expresa el cirujano.
No confíes mucho en aquellos que solamente hablan maravillas de las cirugías; los procedimientos plásticos no son perfectos, pues todos podemos tener problemas o resultados no favorables. “Si tu médico te explica todo esto y se toma el tiempo debido para la consulta contigo, quiere decir que es sincero y un profesional prudente”, añade.
Preferentemente, la intervención quirúrgica debe realizarse en un hospital o sanatorio de alta complejidad que cuente al menos con terapia intensiva. “Operar en centros no conocidos, solamente para abaratar costos, generar mas ganancias del médico y arriesgar al paciente, en caso que necesite de asistencia más compleja, no corresponde al momento de someterse a una intervención, pero lastimosamente es una realidad en el país”, concluye.
LA MENTE DE UNA PERSONA OBSESIONADA CON CIRUGÍAS
Según explica la psicóloga Sonia Acosta, las cirugías suplen una necesidad de aceptación social. “Lo bonito es lo que la sociedad plantea; entonces, aquellos que desean ser aceptados e integrados recurren a los retoques para tener un cuerpo que, a su propia vista, le genere seguridad emocional, pues las cirugías pueden depender de la autoestima”, explica la profesional.
Además, manifiesta que la obsesión por lucir bien puede surgir a causa del estereotipo de belleza que la sociedad impone. “Cuando uno empieza a hacerse cirugías, tiende a sentirse mucho mejor; sin embargo, la configuración del cuerpo que resulta desfigurado, afecta emocionalmente a la persona”, explica Sonia.
Normalmente, las personas de edad son las más propensas a obsesionarse con las operaciones, pues cuando el tiempo pasa y las arrugas se presentan, las cirugías son vistas como una fuente de bienestar.
“Cuando se trata de una cuestión de belleza, la persona no se acepta como en realidad es, pero al hablar sobre un tema clínico y la protección de la salud, el individuo se siente obligado a someterse a estas cirugías”, explica la psicóloga.
CIRUGÍAS, CAPRICHOS PELIGROSOS
Con el afán de verse y sentirse mejor, sin importar los dólares o los riesgos que conlleva una intervención quirúrgica voluntaria, en muchas ocasiones, las reparaciones corporales van de la mano con consecuencias graves.
La modelo ucraniana Valeria Lukyanova es conocida a nivel mundial por su gran parentesco a la muñeca Barbie, pues la mujer de 34 años fue sometida a varias cirugías a fin de lograr los rasgos de este juguete de la familia Mattel. Aparte de la rinoplastía, aplicación de colágeno en los labios, implantes en los senos, regulación de cintura y una dieta rigurosa, la considerada “Barbie humana” demuestra en sus redes sociales que, para lograr el efecto surrealista en su rostro, utiliza lentillas y maquillajes 3D.
Asimismo, Sahar Taba, una joven iraní de 22 años, causó asombro alrededor del mundo, tras someterse a múltiples cirugías cosméticas a fin de parecerse a su ídola Angelina Jolie. En una entrevista para un canal de Irán, la joven expresó su arrepentimiento, diciendo que en lugar de recibir halagos, los internautas la tildaban de “zombie”.
De nuevo, el sexo no es impedimento para “ser lo que uno quiere ser”, como expresa la canción de Barbie, pues el brasileño de 36 años, Rodrigo Alvez logró su fama luego de hacerse popular por sus decenas de cirugías estéticas para parecerse al muñeco “Ken”. El mes pasado, el hombre tuvo complicaciones debido a su obsesión por las operaciones, hasta el punto de que su nariz tuvo una infección necrosante.
En la lista de celebridades conocidas por un antes y después, en cuanto al aspecto físico, las hermanas Kardashian y Jenner, además de ser conocidas por su reality show, incrementaron su popularidad por generar la tendencia de labios carnosos, cejas levantadas y gruesas y pómulos marcados. Mientras que la cantante y actriz Thalía dio a entender en sus redes sociales que tuvo que someterse a una reducción de costilla y, así, lograr una cintura codiciada.
Como comprobamos, existen muchos riesgos al momento de querer lucir un cuerpo y rosto ideal. En realidad, ¿vale la pena someterse a intervenciones quirúrgicas, arriesgando la integridad física y emocional, con el fin de cumplir los caprichosos dogmas de belleza?
Reportaje de Ezequiel Alegre (19 años)