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Mucha gente admira la capacidad vocal, el talento actoral o, incluso, la calidad humana de una celebridad; por ello, los famosos suelen erigirse como modelos de algún pensamiento determinado o una tendencia. Sin embargo, los artistas son personas como cualquier otra y pueden cometer graves errores en su vida cotidiana.
Este es el punto en el que se confronta la admiración con la moral, dando lugar a la pregunta: ¿se puede separar una creación artística de las malas acciones de un famoso? A lo largo de los años, se han manifestado varias posturas al respecto. De esta manera, el polémico caso de Michael Jackson grafica una de las aristas del tema.
Luego de la muerte del rey del pop, una gran cantidad de acusaciones de abuso sexual a menores se destapó, desatando debates acerca de la veracidad de los testimonios. Aunque las denuncias se hayan multiplicado con el correr del tiempo y muchos tengan por verdad el abuso sufrido por los niños del entorno de Jackson, el fallecido cantante no perdió su lugar en la repisa de artistas admirados y su popularidad no disminuyó.
En la otra cara de la moneda, se posiciona Kevin Spacey, exprotagonista de la producción de Netflix House of Cards, quien es foco de desprestigio popular debido a las numerosas acusaciones de acoso sexual de las que fue blanco en 2017. El actor fue separado de la serie y su carrera se vio truncada ante la unánime condena de los espectadores; en la actualidad, Spacey no se encuentra trabajando en la industria cinematográfica.
La primera denuncia provino del actor Anthony Rapp, quien alegaba que Spacey lo acosó sexualmente cuando aún era menor de edad y el protagonista de House of Cards ya contaba con 26 años. Spacey se refirió al suceso como “actitudes inapropiadas” producidas por la ebriedad del momento lo cual, ante la ciudadanía, otorgó credibilidad a los testimonios.
En la misma línea, se encuentra el caso de Pedro Lerea, exvocalista de la banda paraguaya Pipa para Tabaco, quien fue condenado a tres años y medio de cárcel por haber agredido a su pareja; la mujer presentaba cortes en la cara y golpes por todo el cuerpo. Pese al lamentable suceso, el cantante y la banda siguen llevando a cabo presentaciones musicales, ya que la condena aún no quedó firme y el artista está en libertad.
Ciertamente, el arte es bello en sí mismo, pero se debe aceptar que cada creación musical, literaria o cinematográfica tiene impregnados los sentimientos, ideas y vivencias de sus autores e intérpretes. Así, al cantar involuntariamente “Todo biento”, la sensación de que no está todo bien puede invadirte en oleadas de conciencia.
Por Belén Cuevas (17 años)