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La Agencia de la Organización de las Naciones Unidas para los Refugiados indica que Venezuela, en la actualidad, sufre una de las mayores crisis migratorias del mundo. Según datos de la ONU, desde el 2014 hasta la fecha, más de cuatro millones de ciudadanos del mencionado país se vieron obligados a abandonar su patria para acceder a mejores condiciones de vida.
Entre los países latinoamericanos que han registrado más cantidad de inmigrantes venezolanos se encuentran Colombia, con 1,3 millones de refugiados, y Perú, con 780.000 personas acogidas en su suelo. En el listado, también aparecen Chile, Ecuador, Brasil y Argentina, con cifras que rondan los cien y doscientos mil venezolanos residentes en cada nación.
En los últimos seis años, nuestro país cobijó a más de 19 mil venezolanos, según la Dirección General de Migraciones; sin embargo, la mayor parte de estos inmigrantes volvió a salir poco tiempo después. En enero de este año, esta institución otorgó más de 800 radicaciones a refugiados de la nación bolivariana.
Álvaro Castro es un joven venezolano que reside, junto con otros cuatro compañeros de exilio, en la zona del Mercado 4 y sube a los colectivos a intercambiar con los pasajeros su moneda, el bolívar, por la nuestra. “Cuando llegué a la frontera de mi país, me di cuenta de que hasta allí me servía la plata y que, a partir de ese momento, mi situación económica se volvió complicada; entonces, al alcanzar tierras extranjeras, me tocó salir a vender baratijas en la calle como tantos otros compatriotas”, narra.
Datos del gobierno de Colombia señalan que cerca del 80% de los refugiados, provenientes de la nación del petróleo, sufren de insuficiencia alimentaria. Asimismo, el estado argentino señaló que el 68% de los venezolanos residentes en el mencionado país trabaja en la informalidad.
Por otra parte, al dejar el terruño, los venezolanos superan una gran cantidad de obstáculos hasta llegar a sus destinos; la situación se torna aún más grave, teniendo en cuenta que muchos de los migrantes exponen sus vidas y las de sus familiares en la búsqueda de la libertad.
En abril de este año, una embarcación que transportaba 25 personas con dirección a Trinidad y Tobago se hundió en el mar, desembocando en la desaparición de, al menos, 20 tripulantes. La crisis migratoria de Venezuela es solo una de las formas en que, quizás, los tétricos matices de la tiranía oscurecen las vidas de los ciudadanos.
Por Belén Cuevas (17 años)