Nauru: noticias que no fueron noticia en 2018 (I)

En 2018, mientras los conflictos más mediáticos dominaron la cobertura de temas internacionales, numerosas crisis humanitarias quedaron ignoradas o rara vez estuvieron en el foco de atención.

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Médicos Sin Fronteras (MSF) trabajó a lo largo del año en muchas de esas crisis, para brindar asistencia médica a personas amenazadas por conflictos armados, violencia, epidemias y enfermedades olvidadas.

Las necesidades humanitarias de la minoría étnica rohingya tras su masivo éxodo a Bangladesh, las heridas que aún sigue abriendo el prolongado conflicto en Yemen, la salud mental de los refugiados varados indefinidamente en la isla de Nauru, o el brote de Ébola en la República Democrática del Congo son algunas de las crisis que parecen haber pasado por debajo del radar el último año.

Además, MSF continuó trabajando para un mejor acceso y tratamiento de enfermedades olvidadas como la tuberculosis y la enfermedad del sueño, para las que aparecieron nuevos fármacos este año pero que aún debe asegurarse que lleguen a quienes más los necesitan.

La República de Nauru mide 21 kilómetros cuadrados y tiene una población de unos 13.000 habitantes.
La República de Nauru mide 21 kilómetros cuadrados y tiene una población de unos 13.000 habitantes.

 

La política de Australia de reclusión indefinida fuera de sus costas está causando un sufrimiento extremo y un terrible impacto en la salud mental de los refugiados y solicitantes de asilo en la isla de Nauru.

La situación de salud mental de los refugiados en el pequeño país de Oceanía es más que desesperante: niños de tan solo nueve años le han dicho a profesionales de Médicos Sin Fronteras (MSF) que preferirían morir antes que vivir en un estado de desesperanza en la isla.

Desde 2013, la política de externalización de fronteras australiana supone que quienes llegan a sus costas por mar tienen que tramitar sus solicitudes fuera del país.

Una psiquiatra de MSF conversa con un grupo de pacientes en Nauru. Los refugiados viven en un círculo vicioso de profunda desesperación y muchos han perdido la voluntad de vivir.
Una psiquiatra de MSF conversa con un grupo de pacientes en Nauru. Los refugiados viven en un círculo vicioso de profunda desesperación y muchos han perdido la voluntad de vivir.

 

Australia le paga a Nauru para que albergue a estas personas. Pero tras años confinados en la isla, la esperanza de un futuro en libertad se desvanece y la salud mental se deteriora rápidamente.

En noviembre de 2017, MSF comenzó a proporcionar servicios psicológicos y psiquiátricos gratuitos a los refugiados, solicitantes de asilo y a la población local. El 5 de octubre de 2018, el Gobierno de Nauru informó a MSF que sus servicios "ya no eran necesarios" y que debía suspender las actividades en 24 horas.

Casi todos los 900 solicitantes de asilo y refugiados en Nauru, incluidos 115 niños, han estado en la isla durante más de cinco años sin un proceso claro ni posibilidad de reasentamiento permanente.

Kazem es un refugiado iraní que ha estado detenido en la isla de Nauru durante cinco años y tres meses. "Puedo ver cómo mi vida se hunde en los océanos". 
Kazem es un refugiado iraní que ha estado detenido en la isla de Nauru durante cinco años y tres meses. "Puedo ver cómo mi vida se hunde en los océanos". 

 

"Nuestros pacientes a menudo describen su situación como mucho peor que estar en prisión porque en la cárcel al menos saben cuándo pueden salir", explica la Dra. Beth O'Connor, psiquiatra de MSF.

El 60% de los pacientes refugiados y solicitantes de asilo atendidos por MSF tuvo pensamientos suicidas y el 30% hizo el intento. El gobierno australiano debe poner fin de inmediato al confinamiento de solicitantes de asilo y refugiados en altamar.

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