A ellos cinco se sumó hace unos días Eugenio Giménez Rolón para ir a reunirse en Mburuvicha Róga con (en orden de importancia política) el presidente de la ANR, Horacio Cartes, el asesor de la Presidencia de la República, José Alberto Alderete, y el presidente Santiago Peña.
Lo conversado en esa reunión secreta no trascendió, pero es obvio que fueron cuestiones de mutuo interés. En ese entendimiento, es muy posible que hayan hablado de impunidad.
El encuentro también sirve para despejar cualquier tipo de dudas que exista sobre el alineamiento político de una mayoría de la Corte con el cartismo, lo cual lleva a que la ciudadanía deje de lado cualquier expectativa que tenga sobre la independencia de la mayoría de los ministros.
Es improbable que alguno de los que participaron de la reunión salga a dar explicaciones, porque lo que hicieron no tiene otra lectura que el de haber sido un acto de sometimiento.
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En un audio filtrado hace unos días se escucha al abogado de Cartes, Pedro Ovelar, hablando sobre elección de autoridades en la Corte Suprema de Justicia y el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados.
La grabación revela que Ovelar está haciendo en cierta manera el papel que tenía antes Óscar Gonzalez Daher, con la diferencia de que es un subordinado directo de Cartes.
El cartismo se está asegurando el manejo de la Justicia en general con distintos operadores. Uno de ellos, aunque no aparezca en estos episodios directamente es el vicepresidente Pedro Alliana, a quien Cartes, recientemente, ya le dio el encargo de ser el próximo candidato presidencial.
En este escenario es destacable que haya infiltrados con capacidad de ventilar la existencia de estas reuniones y conversaciones que se dan entre esta gente que maneja las instituciones del país como si fueran de su propiedad privada.
¿Qué le queda a la mayoría de la gente que quiere vivir en una democracia más o menos independiente y no tutelada por personajes siniestros? Tomar conciencia y utilizar las herramientas que da la democracia: los votos, las manifestaciones, la protesta. Decir “no” al autoritarismo, la arbitrariedad y la impunidad.
Tener claro que estos tipos no se van a ir del poder a menos que sean echados.