En esta parte se encuentran las últimas reservas de bosques de nuestro país: miles de hectáreas de pura vegetación, siendo los parques nacionales los mayores lugares de concentración. De hecho, el Parque Defensores del Chaco, la mayor reserva natural del país, se refugia en una dimensión de más de 700.000 hectáreas.
En la zona se concentran todo tipo de animales silvestres y árboles nativos, sin embargo, a pesar de estas bellezas naturales, el Chaco en sí representa un enorme peligro para las personas que osan aventurarse en su interior sin tomar las debidas precauciones.
Dentro del citado parque se localiza el famoso cerro León, ubicado prácticamente en el límite de nuestro país y Bolivia. El sitio es muy visitado por propios y extraños; lastimosamente, varias de estas personas, quienes creyeron que porque poseían modernos equipos de localización podían desafiar a la naturaleza, ingresaron a un sendero sin retorno.
En el 2018 Wilhelm Wabnegg, ciudadano austriaco de 62 años, dotado de conocimientos y técnicas de supervivencia en la selva, llegó al lugar para escalar el Cerro León. Fue visto por última vez por los guardabosques el 29 de abril de aquel año; desde entonces, y una vez que ingresó al monte, nunca más se supo de él, a pesar de la intensa búsqueda realizada por voluntarios durante varios días.
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El 1 de agosto del 2025 se produjo otra desaparición en el mismo sitio, casi en idéntica forma a la primera. Esta vez el desaparecido fue el ciudadano argentino Wenceslao Benoit (77); su cuerpo fue encontrado una semana después, gracias a la ayuda de vaqueanos ayoreos de la zona.
Recientemente, para ser más exactos, el pasado lunes fue encontrado el cuerpo sin vida de Ole Kristjansen, de 67 años de edad, natural de Dinamarca. El hombre se encontraba solo visitando el parque; caminó más de 5 kilómetros al quedar atascado en el barro su vehículo, presumiblemente el calor extremo le jugó una mala pasada.
A partir de estas experiencias, las autoridades del Mades deberían permitir el ingreso de las personas solo acompañadas de guías, para lo cual se podría dar una oportunidad laboral a los indígenas ayoreos de los alrededores; caso contrario, se repetirán los hechos de “senderos sin retorno”.
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