Programa con Mauri

Tuvimos el viernes, en “Mesa” por ABCTV una distendida charla política con el diputado Mauri Espínola, con quien hace bastante tiempo hicimos las paces, sobre algunos aspectos del debate público nacional que me interesa enfatizar con este comentario.

Mauri me reclamó que en mis programas soy recurrente en mencionar a tres personas, Cecilia Pérez, Desirée Masi y Federico Filártiga, quienes, dijo, siempre tienen la gentileza de escucharme, pero a los que no doy, siempre según Mauri, la posibilidad de debatir.

Le aclaré que con respecto a Cecilia su afirmación no es cierta pues siempre le pido a ella entrevistas y nunca me las da, lo cual es su pleno derecho. Federico debatió conmigo largamente en ABC Cardinal y Desirée obtuvo espacios en el programa que integro, aunque considero que las personas públicas aludidas por cualquier perifonero como yo no tienen derecho legítimo a reclamar tales espacios salvo que se les imputen irregularidades en forma maliciosa, que no es el caso.

Me enfoco en las tres personas mencionadas por Mauri porque creo que eso permite comprender mejor los términos de la discusión pública en nuestro país.

Empiezo aclarando que no tengo temas personales con ninguna de las personas mencionadas, pero, claro que sí, profundas diferencias políticas: Yo no comparto ya la idea de que los paraguayos debamos ser clasificados como “buenos” (los que están de acuerdo con esas personas) y “malos” (los que no están de acuerdo con ellas) y creo que dividir a la sociedad en esos términos antinómicos forma parte de un proyecto totalitario, fascista: el globalismo.

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Pero no hago esa afirmación de manera gratuita, sino porque la generación de antinomias (arios vs judíos, trabajadores vs plutócratas) es uno de los instrumentos clásicos del fascismo para justificar la liquidación de la democracia en razón de la “fuerza mayor”. Es cuestión de estudiar a Hitler y a Mussolini y de recordar lo que hace el globalismo (“los deplorables” de Hilary Clinton el 16 de setiembre de 2016).

Fui parte militante, durante seis o siete años, del proyecto de dividir a los paraguayos entre “buenos” y “malos” y por eso creo saber de lo que estoy hablando. Y me di cuenta del problema recién durante la noche del 30 de abril de 2023 en la que Efraín Alegre, en lugar de reconocer el hecho de la derrota que sufrimos ese día, se embarcó en la narrativa del fraude que pretendió instalar en partidario asumido y confeso de la dictadura, Paraguayo Cubas.

Tampoco tengo ningún problema personal con Payo, con quien nos conocemos desde hace unos buenos cuarenta años. Solamente que yo aprendí que la dictadura es mala aunque la ejerza el Dios de los cristianos.

Nadie tiene por qué creerme a mí. Pero me parece evidente por los hechos, es cuestión de leer Twitter (“X”), que las tres personas mencionadas por Mauri se esfuerzan todos los días en generar la antinomia. Y yo controvierto su narrativa todos los días, por lo cual siempre quieren cancelarme, no debatir.

evp@abc.com.py