El guacamayo rojo es una de las aves más llamativas y emblemáticas de Paraguay. Se trata de un loro de gran tamaño con un plumaje que es predominantemente rojo intenso, con plumas verdes en las alas y azules en la cola, lo que lo convierte en un espectáculo visual inconfundible.
En Paraguay, su distribución histórica abarcaba los bosques húmedos y selvas del este y norte del país, especialmente en el Bosque Atlántico del Alto Paraná. Sin embargo, hoy su presencia es mucho más reducida. En la actualidad es muy raro verlos de manera silvestre por el departamento de Itapúa. En Paraguay la especie está considerada en peligro de extinción. Las principales amenazas son la pérdida de hábitat por la deforestación y la captura ilegal para el tráfico.
La urbanización acelerada debido a las transformaciones generadas tras la instalación de la Central Hidroeléctrica Yacyretá ha desplazado a esta y varias especies. Esto provocó un cambio en el modo de habitar la región para cientos de especies, no solo estas aves.
Además, un tema no menor sigue siendo el tráfico de animales exóticos en áreas sensibles de frontera como la que caracteriza al séptimo departamento. El avistamiento de la pareja de aves responde a una liberación blanda realizada por el minizoológico Juan XXIII, donde recibieron a las aves que habían sido criadas en un hogar particular. Las mismas fueron liberadas pero vuelven al zoológico para hacerse de comida y un lugar para descansar.
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Según referentes del Mades, este puede ser un vestigio de posible urbanización de esta especie, como ocurrió en Asunción, donde existen 90 parejas en la zona. Es entonces una gran responsabilidad aprender a coexistir y proteger a estas majestuosas aves que llenan de color el área urbana de la ciudad. Será entonces una oportunidad única para aprender y devolver tranquilidad a una de las tantas especies que hemos segregado con nuestros avances por sobre su hábitat. Coexistir implica evitar prácticas domesticadoras, como alimentarlos y tener contacto, sino más bien dejarlos ser y vivir libres entre nosotros.
Por sobre todas las cosas, evitar dañarlos y seguir combatiendo el tráfico y la venta de animales silvestres, una tarea en la que debemos estar todos involucrados. Pero además, es necesaria la acción (e inversión) del Estado en acciones contundentes para promover la conservación.
sergio.gonzalez@abc.com.py