En este contexto, podemos mencionar primeramente el analfabetismo étnico de este político, pues si su intención fue denigrar al estudiante con dicho término, podemos señalar que este joven debe sentirse más que orgulloso al ser llamado Chamacoco, los verdaderos dueños de estas tierras.
Los Chamacocos o Ishir Ybytoso habitan diferentes comunidades a orillas del río Paraguay, en el Alto Paraguay, y a pesar de vivir en estos lejanos lugares en medio del abandono estatal, se caracterizan por ser personas trabajadoras, al punto de desconocer cualquier acción de mendicidad.
Las familias de este grupo étnico no acostumbran a llegar hasta la capital del país para la práctica de la mendicidad en las calles o la prostitución de sus mujeres. No tienen tiempo para realizar cierres de rutas, no porque vivan lejos, sino porque practican otro tipo de cultura, bien diferente a la de los demás grupos nativos: son personas trabajadoras.
La etnia misma de los Chamacocos tiene un cruzamiento con la de los europeos, atendiendo a que algunas mujeres, antiguamente, fueron parejas de algún aventurero o religioso proveniente del viejo continente que visitó y vivió por años en esta zona chaqueña. Las características físicas de las personas, tanto hombres como mujeres, denotan esta realidad.
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Tal vez por eso los mismos tengan apego al trabajo; varios de ellos se desempeñan en estancias, otro grupo inclusive posee determinado número de ganado vacuno, algunos son constructores y se emplean en trabajos de obras particulares o de instituciones públicas, y también se encuentran quienes se dedican a la pesca, mientras que sus mujeres son excelentes artesanas dedicadas a la venta de sus productos.
En las diversas comunidades habitadas por los Chamacocos podemos encontrar profesionales como médicos, docentes y licenciados en enfermería. Esta infinidad de trabajos hace que no tengan tiempo para mendigar y, por el contrario, les permite contar con viviendas confortables acordes a los tiempos actuales. La mayoría de ellos posee vehículos propios, destacándose las motocicletas, todas obtenidas por esfuerzo propio.
Con esta breve descripción del pueblo Chamacoco, apreciado amigo Julio Ortiz, debes enorgullecerte por recibir este nombre, y al desubicado político le corresponde instruirse sobre su analfabetismo étnico.
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